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Youngjae despertó asustado al escuchar un ruido repentino en el silencio de la habitación. Abrió los ojos de golpe en cuanto se produjo el estruendo, tan espontáneamente que en un segundo de confusión ni siquiera recordó que no estaba en su casa, y al verse en un lugar que no era su habitación se asustó un poco. El susto le duró poco pues fue cuestión de un instante para que observara rápidamente el cuarto y recordara que estaba en casa de Jaebeom, y al hacerlo sintió un gran alivio. Suspiró antes de incorporarse, quedando sentado en la cama, y se frotó los ojos con una mano en lo que bostezaba, aún somnoliento pero ya sin ganas de volver a dormirse. Entonces fue que descubrió el origen del ruido: Jaebeom estaba arrodillado frente al armario, dándole la espalda, tratando de volver a colocar el cajón que aparentemente había sacado de su lugar. Con un nuevo bostezo, Youngjae buscó su celular en la mesita para ver la hora; 8:43 am, muy temprano para un domingo, y aún así Jaebeom ya estaba despierto. El castaño se preguntó si acaso el mayor ya no había vuelto a la cama después de darle el remedio a la abuela, porque era la única explicación posible a que Im Jaebeom estuviera despierto a esas horas un domingo por la mañana.

—Hyung —llamó, rascándose la nuca con una mueca de confusión—, ¿qué estás haciendo?

—Te desperté con tanto ruido, ¿no? —Respondió el chico, mirándolo sobre el hombro—. Estaba buscando algo.

—¿Qué buscabas? —Preguntó, poniéndose en pie para acercarse hasta Jaebeom —. ¿Lo encontraste ya?

—Ajá —balbuceó Jaebeom, enseñándole una camiseta del Goyang FC.

—¿Y para qué necesitas eso?

—Mi primo me la pidió —contestó el mayor—. Es de él.

—Oh...

Tal vez era porque recién se despertaba, pero Youngjae no terminaba de entender la idea ni la situación en sí. ¿Por qué Jaebeom buscaría algo de su primo un domingo a las 8 am? Sin embargo Jaebeom no agregó nada más ni le explicó lo que pretendía hacer con la camiseta, sino que sacó el celular del bolsillo y se lo ofreció a Youngjae luego de teclear algo rápidamente para seguir acomodando las cosas que se habían caído del cajón. Youngjae tomó el aparato algo confundido y se encontró con una conversación del KaTalk abierta, entonces comprendió que el mayor no le explicaría nada, lo dejaría verlo por su cuenta.

[Chat con Hyung]
Jueves 30 de junio

07:14
Hola, ¿cómo está la abuela? Ya es la hora de su remedio, ¿lo aceptó hoy?
Estoy cerca de Mokpo y estaba pensando en hacerle una visita, ¿qué dices? Si despertó de buen humor me gustaría mucho verla.

07:16
Está mejor que otros días.
Tomó recién el remedio y no me preguntó mi nombre.

07:19
Son buenas noticias.
Entonces iré, llegaré a eso de las 9 para llevarla a desayunar.
Pasaré el día con ella, así descansas por hoy.

07:21
Está bien.

07:24
No te olvides de apartar mi camiseta del FC así me la llevo a casa esta vez.
Dile que se arregle y que me espere en la puerta así nos vamos rápido.

07:26
Ok.

Youngjae levantó la vista con una sonrisa en el rostro, le causó mucha gracia ver que el primo de Jaebeom parecía ser igual de inexpresivo que el pelinegro por mensaje de textos, hablando sin ninguna clase de emoticón y colocando punto final en cada oración. Tal parecía que toda la familia Im compartía ciertas similitudes y no solamente Jaebeom y la abuela, y ese pensamiento le provocó un poco de ternura a Youngjae. Mientras que él había leído todo eso, Jaebeom ya había desaparecido escaleras abajo nuevamente, de modo que Youngjae se quedó solo en el cuarto sin siquiera notarlo. Como ya no tenía nada de sueño, aprovechó para buscar su ropa, pues aún estaba usando sólo el bóxer, y se vistió al mismo tiempo que seguía riéndose al imaginarse al primo de Jaebeom como una versión unos años mayor que el chico pero con la misma actitud fría y cool entablando una conversación muy poco entretenida con su Jaebeom actual. Y luego lo pensó un poco durante unos segundos más hasta que comprendió lo que el resto de los mensajes que había leído decían. Jaebeom tendría, después de todo, el día libre tal como habían planeado toda la semana. Cuando llegó a esa conclusión se abrió la pequeña puerta del suelo y la cabeza negra del mayor apareció subiendo las escaleras, y Youngjae estaba completamente expectante a qué diría Jaebeom al respecto. Pero Jaebeom no abrió la boca, el chico simplemente lo miró por unos segundos (él seguía parado a un lado de la cama, ya vestido) y acortó la distancia que los separaba esbozando una muy fugaz sonrisa al mismo tiempo que llevaba las manos a sus mejillas y las pellizcaba.

Don't tell noona // 2 J A EWhere stories live. Discover now