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A la mañana siguiente Tony despertó al oír como en la otra habitación se oía alguien ahogándose con su propia tos.

Corrió y abrió la habitación para pasarle un vaso de agua a Sarah las cuál era la afectada.

Entonces fue cuando Tony recordó ésos momentos cuando a Jarvis le diagnósticaron tuberculosis y nisiquiera se podía acercar de más por más que el quisiera.

- señorito mi enfermedad es contagiosa sería mejor que usted no se me acercara por su bien.

- pero Jarvis por qué no? Yo, yo quiero cuidarte.

- y lo sé joven Anthony pero apenas es un cachorro y sus defensas son bajas además si yo me voy usted seguirá.

- no... No digas eso jarv y en todo caso para que yo quiero seguir sin ti?

- para que viva lo que yo no pude y talvez hoy usted no me pueda ayudar a mi pero un día usted salvará muchas vidas

Derrepente la voz de Sarah lo trajo a la realidad cuando le agradeció.

Tony dijo que no había problema mientras que le ofrecía traerle té para mejorar su ardor de garganta y resequedad.

- de verdad gracias tesoro, por años solo hemos estado yo y Steve preocupándonos uno por el otro y yo era la más próxima a dejarlo.

Sarah continuo mientras miraba a un punto ciego de la habitación.

- cuando mi esposo murió y al tener un lazo con el, me quiso arrastrar con el por medio de este y casi lo logra.

Un silencio melancólico se instalo en la pequeña cabaña mientras Sarah le indicaba a Tony que se sentará junto con ella.

- Steve es el más afectado de nosotros dos... Creo que también me culpo por ello y son en estos momentos cuando por fin le creo las palabras a mi esposo.

El ambiente se volvió más triste con cada palabra hasta que Sarah volvió a hablar.

- muchas veces le pedí o maldeci a dios por no haber salido alfa ya que almenos así fuera podido cuidar más a Steve... Pero ¿Sabes querido? Mientras yo moría por el lazo hasta este momento por fin me doy cuenta de que nuestras castas no definen nuestras actitudes y que se puede lograr más de lo que uno piensa.

...

- como en tu caso.

Tony abrió los ojos y observo con detenimiento a Sarah sin saber que decir.

- la mayoría de los omegas de todas las partes del mundo son analfabetas y no por que ellos así lo quieran, si no por que el mundo les impone ser muñecas vacías sin poder decir o hacer algo por si mismas... Sin poder valerse solos.

Sarah le sonrió y siguió.

- tu en cambió del poco tiempo que hemos convivido me has mostrado que eres esa muñeca pero no estás ni cerca de estar vacía.

Sarah se paró y camino hasta la sala mientras que Tony se quedó parado viendo un punto incierto en la cabaña.

- mami cuando crezca quiero ser un doctor como papá.

- muy bien Anthony talvez y logres casarte con un médico solo esperemos lo mejor.

Dijo aquella elegante mujer mirando minuciosamente a su pequeño cachorro de ocho años.

- ¡Tony! ¡Tony!

Reaccionó...

- ¿Estás bien? Por dios me preocupaste querido... Pensé que algo de lo que dije te lo habías tomado mal, perdón si así fue.

- he? No, no se disculpe señora Sarah solo fue un leve recuerdo de cuando estaba más pequeño.

La mujer sonrió aliviada pero cuando iba a volver a hablar con el castaño su tos volvió.

Tony corrió a tomarle de la mano y guiarle hasta la habitación de ella para dejarla en la cama mientras corrió a ponerse su ropa y traer hierbas para tratarle.

Fue rápido, tomo lo necesario y corrió hacia dentro pero tropezó en las escaleras de la cabaña doblándose levemente el pie.

Aún con aquel pequeño dolor se piso manos a la obra y corrió a darle el remedio a Sarah.

Cuando por fin miró que estaba mejor sintió que no podía mover muy bien el pie así que se tiró en un sillón viejo que estaba en la sala cuando calló dormido.

- Tony ¡Que estás haciendo por dios!

Decía María mientras le pegaba por qué el pequeño azabache había jugado con unos betas que eran los hijos de algún empleado.

Lo que más llevaba de rabia a la mujer era mirar como Tony volvió hacia ella con la ropa sucia.

- ¡Un Omega es limpio y pulcro! No te quiero volver a ver jugando en la suciedad y mucho menos diciendo que serás un maldito doctor.

Decía mientras le daba con aquella faja de cuero.

- no lo volveré a hacer! Basta mamá. ¡Basta!.

Por otra parte estaba Steve quien salió para traer leña pero decidió volver del bosque cuando sintió que tenía hambre.

Cuando entro fue una grata sorpresa encontrar a Tony quien se miraba sereno durmiendo en aquel viejo sofá.

El alfa de Steve inconscientemente lo guío a un más cerca de Tony y fue a los minutos cuando escucho salir de los labios de Tony.

- basta por favor.

Y por primera vez en lo que llevaba de verle pudo observar como el castaño se ponía rígido y soltaba algunas lágrimas.

- Tony dijo mientras le movía del hombro.

El castaño poco a poco abrió sus ojos mirando con desconcierto su entorno para después mirar a Steve y soltar un.

- buen día

Yo te elegí a tíWhere stories live. Discover now