Nada es para siempre

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Calido, reconfortante, en paz... eso era lo que ambos sentian al estar al lado del otro. El rubio cenizo cerro sus ojos disfrutando de aquel agradable sentimiento que empezaba a inundarle. No queria separarse, queria permanecer en aquella posición por un poco más de tiempo. Abrió levemente sus ojos, las tumbas de sus padres eran solo un recordatorio más de una de las tantas tragedias que le han pasado en alguna de sus anteriores vidas. Había sufrido en diferentes niveles en cada una, no conocia lo que era estar en paz, sin preocupaciones o sentirse... feliz.

—...la historia no se repetirá— susurro levemente pero siendo escuchado por el peliverde.

En un acto inesperado, Bakugou solto la mano del otro, Izuku se separo a escasos centímetros pero fue obligado a tomar una mayor distancia del otro a causa de unos llamas negras lanzadas por un pequeño dragón arruinando de paso aquel bello lugar.

Izuku alejado de Bakugou espero alguna explicación de aquellos actos pero lo unico que recibió fue su silenció.

—Bakugou, qué pas...?—

—Te irás mañana al alba, Aizawa se encargara que llegues a tus dominios a salvo— ordeno sin mirarle —Vete—

—Por qué a hecho esto? Qué pasa? Si me lo pudiera explicar estoy seguro que yo... — trató de expresar la maraña de dudas y sentimientos que se desbordaban de él en ese momento.

El rubio cenizo lo observó finalmente, noto cierto toque de frialdad en su mirada.

No le gustaba, simplemente no le gustaba... aquella mirada que le brindaba el otro no le gustaba para nada.

—Si tanto quieres saber demuéstralo— exigió —Este amigo de aquí— señaló al pequeño dragón que habia hecho al peliverde retroceder —Ha quemado parte de las zonas verdes de este lugar, es un ghrus—

Conocía a la espécie, era muy raro que escupideran fuego. Demasiado. Aunque estuviera en peligro aquel pequeño dragón no escupiría fuego aunque pudiera. El motivo? Dejaba sin vida todo aquello que su fuego tocaba. Llamas negras eran expulsadas de aquellos seres dejando todo muerto a su paso.

—Si puedes hacer que alguna planta pueda crecer en este sitio muerto... te dire todo—

Izuku abrió grandemente sus ojos, aquello era imposible. Su gente podía manipular el crecimiento de la vegetación pero no era la gran cosa, hasta eso, lo que seria algo comun de poseer todo habitante del bosque de Taramedius para él... era imposible. Nació sin un don alguno, no podia hacer nada.

—Y bien?— preguntó sin paciencia —Lo harás?—

Bakugou tenía fé de aquel peliverde. Necesitaba una excusa, un motivo, un pretexto para hablar sobre el pasado con el peliverde. Tener la esperanza que no todo estaba perdido.

Que la historia seria diferente esta vez...

Pero el destino es cruel, no es amable o bondadoso. Solo sigue lo que se ha escrito sin sentir empatía por ellos, solo cumple con su deber.

Con gran amargura y tristeza observa como aquel peliverde, niega levemente. "Al menos intentalo" piensa herido y desilusionado. Que tonto era, claro que nada cambiara. No cambio antes, no lo hará ahora.

Bakugou le dio la espalda para salir de aquel lugar. No lo intentaría más... lo hizo durante 47 vidas, si su compañero se negaba a recordarle. Esta bien. Dejaría de intentarlo por fin y él empezaria también a olvidar.

Izuku observo a Bakugou. Algo le decia... no, gritaba. Algo dentro de él, gritaba con desesperación que no dejara que el rubio cenizo se fuera. Por alguna razón, sabia que si dejaba que Bakugou se fuera, él lo perdería para siempre. Pero no entendía, era un extraño, es un extraño para él. El rubio cenizo solo era su rey, aquel a quien debia de tener respeto y lealtad. Nada más...

Por un reencuentroOnde as histórias ganham vida. Descobre agora