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Sacó su celular del bolsillo y miró la hora, eran las 20 hs, no sabía qué hacer. La gente empezaba a irse del lugar de a poco y él no sabía si debía hacer lo mismo para no estar solo o prepararse para estar realmente solo.

Entró al chat del único que no tenía bloqueado y después de unos buenos 10 minutos de dudar, se animó a escribirle.

'todo bien?'

Sabía que era poco normal, pero tenía que intentarlo.

El mensaje no obtuvo respuesta, de hecho ni siquiera había recibido el visto y estaba bien. Podía pasar.

Estaba más que adormecido, las horas iban pasando y las personas iban llegando a la plaza, algunos se acercaban a saludarlo, había logrado pegar flores y alcohol. Bueno, podría decirse que era lo único que le gustaba de ser él y tener toda esa vida que tanto detestaba.

Pero todo eso sólo le recordaba que él no pertenecía ahí. Había tratado de encajar por años, se había aferrado a sus supuestos amigos y nunca le había molestado hasta que vio lo que realmente era el apoyo. Ahora quería tener a esa gente lo más lejos posible. Si ya no tenia el apoyo de su padre, no tenía porqué aguantarse todo eso.

Pero ahí estaba, hablando y riendo mientras pasaba el tiempo y nadie siquiera sospechaba que era una bomba de tiempo. No tenían idea y eso lo alejaba de todos, se sentía fuera de sí mismo. Y cuando lo invitaron a una joda, decidió que no, no iba a pasarla mal otra vez. Prefería quedarse solo ahí en medio de una plaza antes que ponerse una careta para mantener algo que ya no existía. El Mateo que se llevaba tan bien con la calle murió cuando su padre le dijo que le daba asco, cuando lo echó de su casa, cuando eligió la calle antes que a él.

Había mucho silencio, sólo escuchaba el ruido de las hojas de los árboles debido al viento. Pensó que un momento tan violento como el que tenía planeado iba a ser más loco, lo había imaginado más escandaloso, pero la verdad es que podría tranquilamente gatillarse ahí mismo por cómo se sentía. No necesitaba nada que lo impulsara. ¿Pero por qué todavía no lo hacía? Estaba tardando demasiado y se le iba la hora. Conocía a la perfección los movimientos, estaba justo en ese momento en el que podía pasar cualquier cosa y nadie iba a ver nada.

Tal vez realmente no quería. Y es que no, no quería, ¿pero qué tenía? No le quedaba nada.

Y estaba seguro que debido a las vueltas que estaba dando su mente, a la cantidad de toxicidad que estaba manejando, el tiempo había volado, porque vio gente venir de una de las esquinas.

Su celular estaba sonando. Casi automáticamente atendió la llamada, era Valentín.

-"¿Mateo? ¿Todo bien?".

-"Sí...".

-"Perdonáme que no te pude contestar antes, estaba ocupado".

No había revisado después el mensaje que le había enviado a Valentín, es más, ni se acordaba.

-"Está bien, no te preocupes...".

El mayor quedó en silencio largos segundos antes de volver a hablar.

-"¿Estás bien? ¿Dónde estás?".

Murmuró que en la plaza de siempre y Valentín parecía agitado mientras contestaba que lo espere.

La llamada se terminó y no sabía si quería que él venga. Levantó un poco su buzo y tocó el objeto con una de sus manos. Lo sentía helado contra su piel, su mano sudaba y sabía que eran los nervios. Tendría que haberlo hecho apenas pudo, no sabía si iba a poder ahora.

Escuchó pasos trás él y sacó rápido su mano, estaba nervioso aún aunque sintió algo de tranquilidad cuando vio a Valentín acercarse con una sonrisa.

¿? - TrueplikWhere stories live. Discover now