XXII

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Nota: leve salseo, solo un poquito apenas rozando (?

°•°

—Billy...—

La chica intentaba apartarlo, pero ambos sabían muy bien que aquello que estaba pasando era algo que los dos deseaban desde hace tiempo.
El rubio presionó aún más a la chica contra su cuerpo, atrapándola contra la mesa. Las manos de Billy comenzaron a pasearse por la cintura de la chica, arrancándole uno que otro suspiro cuando sus manos hacían contacto con la piel que apenas se asomaba por debajo de su camiseta.
Ninguno de los dos quería dar un paso en falso, por lo que la cosa iba avanzando poco a poco. Billy siguió recorriendo la figura de la chica con sus manos, deteniéndose en su trasero, donde presionó levemente. Por puro instinto ____ dio un leve brinco, permitiéndole al rubio atraparla entre sus brazos y cargarla sin problemas hasta el cuarto donde habían estado durmiendo hasta hace unos pocos minutos. Las sábanas aún estaban algo tibias cuando el chico recostó a la hacker con cuidado sobre la misma.

—¿estás segura de esto?—Billy buscó en los ojos de la chica algún rastro de arrepentimiento o algo que le impidiera avanzar.

Como respuesta, ____ simplemente volvió a besarlo, tomando sus mejillas con firmeza.

—Muy segura.—

Aquello fue más que suficiente para Billy.
Las caricias entre ambos no se hicieron esperar, las ganas y el deseo mutuo que se tenían encendieron un fuego que hace tiempo rogaba por arder, y ahora que había empezado, nada podía frenarlo. La ropa comenzó a ser un estorbo, por lo que las camisetas y pantalones no tardaron en salir despedidos.
Y así fue como esa mañana de sábado, el par de fantasmas se sinceró sobre sus sentimientos, expresándolos con caricias que hace demasiado tiempo solo podían imaginar.
Ahora acababa de pasar y no podían estar más felices al respecto.

°•°

El reloj cucú del comedor indicaba las 12 del mediodía, pero eso poco y nada le importaba a la pareja que descansaba en el dormitorio.
Billy y ____ llevaban ya un buen rato tumbados en la cama, simplemente disfrutando de su mutua compañía. El chico se encontraba sentado contra el respaldar de la cama, mientras que la hacker se mantenía recostada en su pecho.

—¿y ésta?—

Ocho delineó una pequeña cicatriz en el pecho del rubio, quien disfrutaba el tacto cosquilludo de la chica.

—Es de cuando Uno me encontró.—

—¿cuando te mataron por un Kalahari?—

—Sí.—rió suavemente—. Digamos que caer de un octavo piso porque tu novia prefirió salvar un collar deja cicatrices.—

—Un collar... que estúpida. Yo no te dejaría caer nunca.—aquello conmovió al rubio sin que ____ siquiera se diera cuenta—. ¿y ésta?—

Ahora el dedo índice de la hacker trazaba una cicatriz en el abdomen del chico, rozando la ropa interior que acababa de ponerse escasos minutos atrás.

—Puñalada en un concierto de música electrónica, las cosas se ponen algo jodidas después de unas cuantas pastillas.—____ rió—. ¿y tú? ¿tienes marcas de guerra?—

—Solo una...—

Tomó la mano del chico, guiándola gentilmente hasta su espalda baja. Cuatro tuvo en agradable escalofrío al rozar la suave piel de la chica, como si 10 minutos atrás no hubiese recorrido el mismo lugar con esas mismas manos. Cuando las yemas de sus dedos hicieron contacto con una notable cicatriz, se extrañó.

¿cómo no pude notarlo hace rato?

Tal vez estaba demasiado "distraído" como para sentir esa pequeña irregularidad en la piel de la chica.

—Esta es de cuando intenté escapar del orfanato... las monjas no exageraban cuando decían que las rejas del portón eran imposibles de saltar...—

—No me digas que...—

—Sep, quise saltarlas. Logré llegar hasta arriba, pero resbalé y la punta de la reja casi me arruina la columna...—

—Diablos.—

—Esto sí es una cicatriz de guerra, no tu puñalada de hipster drogado.—

—¡oye!—

Cuatro atrapó a la chica entre sus brazos, volviendo a recostarse por completo en la cama. Las pequeñas risitas de la chica y el simple contacto de sus cuerpos le daban al rubio una increíble paz, una que ya comenzaba a preguntarse cuánto duraría.
____ notó esto, sabía muy bien que el rubio ya estaba pensando en lo que pasaría a continuación.

—Sé lo que piensas... y sí, Debemos volver.—

—Pero no quiero.—el chico posó sus manos en la cintura de la chica, haciéndole pequeñas caricias—. Quiero que nos quedemos aquí... al menos unos días.—

—Debemos ir con los demás, Cuatro. Desaparecimos por mucho tiempo ya.—

—Pero estamos de vacaciones ahora... podríamos ir a Bariloche ¿lo recuerdas? Prometiste que iríamos a esquiar juntos.—la chica sonrió, atrapando el rostro de Billy entre sus manos.

—La forma en que dices Bariloche me da vida ¿sabes?...—besó su nariz—. Y me parece una buena idea, de verdad. Pero igual debemos ir al refugio, debo... aclarar las cosas con Dave. Esto que le estoy haciendo... esta muy mal.—

—¿y qué... vas a decirle?-——

Ahí estaba otra vez ese miedo.
Ahora que Billy sabía lo que era tener a la chica en sus brazos, no quería volver a perderla. Cuando las manos de la chica volvieron a acariciar sus mejillas, ese miedo se dispersó un poco.

—Que lo siento, pero que no puedo estar con él... a mi me gusta otra persona... una que no sabe pescar.—una alegría infinita ocupó el pecho del chico.

—Ya verás que aprenderé y tú estarás ahí cuando saque un tiburón del agua.—

—¿a si? Pues ya veremos.—

Un silencio agradable se instaló entre ambos, quienes simplemente se limitaron a mantenerse abrazados.

°•°

—¿Dónde están? Ya se tardaron demasiado...—

Seis miraba preocupado por la ventana del refugio.

—¿ahora te preocupa?—Tres revolvía su café con una mano mientras que con la otra masajeaba su frente—. Anoche le dijiste que no la necesitabas y que se fuera.—

—¡estaba muy frío! ¡todos estábamos ebrios!—Seis estaba muy nervioso.

—Tranquilos, aún deben estar en el departamento de ____. Avisaron anoche que se quedarían ahí.—

—Eso lo que me pone nervioso...—Tres suspiró.

—Escucha, hombre. Ambos aquí sabemos muy bien que hay algo especial entre esos niños y estoy seguro de que estabas muy al tanto de eso cuando empezaste a salir con ella. No tengo dudas de que la quieres, pero debes  entender que no puedes controlar los sentimientos de otras personas.—

Por más que odiara aceptarlo, Tres tenía razón.
Apenas llegó al refugio de vuelta, Dave notó lo que pasaba entre la hacker y el escalador, pero se convenció de que él podría cambiar eso. Ya ni siquiera sabía si realmente quería estar con la chica, simplemente quería verla feliz y si ella era feliz con el chico de extraño corte de cabello, pues ya no podía hacer nada al respecto.

 Ya ni siquiera sabía si realmente quería estar con la chica, simplemente quería verla feliz y si ella era feliz con el chico de extraño corte de cabello, pues ya no podía hacer nada al respecto

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~°Nombre Clave: Ocho "La Hacker" (Cuatro/Billy) Escuadron 6Where stories live. Discover now