Capítulo 3

1.5K 145 36
                                    

1 semana después de la(s) carta(s) de Italia

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

1 semana después de la(s) carta(s) de Italia...

Una elegante dama, de cabellos largos y de bello parecer se encontraba a la afueras de su mansión, en su colorido patio lleno de rosales. Esta dama, llamada Francia, se hallaba emocionada. Justamente hoy se diría a quien le tocaba hacerle la carta al argentino y no estaba de más decir que eso la ponía feliz. Tenía mucho que decirle a su buen amigo argentina, también agradecerle muchas cosas y recordarle los buenos momentos que pasaban de pequeños.. Los buenos momentos... si, como no recordárselos. Eran imposibles de olvidar.

No podría decir cuántas eran las veces en las que jugaban juntos en la playa, cuando ella tenía apenas 99 años y argentina 80 y ella tenía que ir siempre a salvar a su pequeño amigo porque se ahogaba con las olas que chocaban con las orillas de la arena. Lo tenía que envolver en una toalla y abrazarlo por 10 minutos para tranquilizar el susto y el llanto que le provocaba la experiencia. Aunque lo más gracioso de todo eso es que luego de media hora el muy terco y orgulloso de su amigo volvía a sentarse en la orilla de la playa para hacerle la contraria a las olas, poniendo una mirada "intimidante" e inflando los cachetes para ahuyentarlas y así sentarse tranquilo a hacer castillos de arena. Obviamente no le servía la estrategia al tonto de su amigo, pero al menos le divertía a la francesa verlo intentarlo. La cara que ponía le recordaba a un pez globo, un pez globo enojón inflándose, por lo que le causaba tanta gracia que ya ni le importaba tener que envolverlo con una toalla y consolarlo por su derrota millones de veces.

Este recuerdo era el mejor, aunque también hay otros nostálgicos y graciosos, este la hacía reír más de lo que debería. Y no por el hecho de que su cara se asemejaba a un pez globo enojón, no, sino por la gran terquedad del argentino al querer ganarle a las olas. Vamos, ¿a quién se le ocurriría empezar una pelea con las olas por el hecho de que no se dejan de mover y no te dejan hacer tu castillo de arena? Cualquier persona con más de tres neuronas se daría cuenta de que es imposible hacer parar las olas, pero el argentino quería ganarles ante todo y era muy chistoso.

Su terquedad lo definía y sus otras características (que no le benefician mucho) que a veces también eran graciosas era su gran orgullo y su gran impulsividad al hablar y actuar. Sin embargo, si lo conoces de hace mucho tiempo y ya te acostumbraste y aceptaste esas partes de él, al final lo terminas queriendo demasiado.

En conclusión, la francesa le tenía mucho cariño a su amigo. Pero se estaba dejando ir por los recuerdos y buenas experiencias y se estaba olvidando del tema principal: hoy le mandarían un mensaje a quien le tocara hacerle la carta al argentino. Cuando recordó de nuevo eso, parpadeo tres veces y se dijo a sí misma en su mente que era un detraída por casi olvidarlo. Se sirvió una taza de té, tomando la tetera de la mesa en la que se hallaba apoyada, y comenzó a tomarlo lentamente en espera de que alguno de sus empleados le avisara de algún recado enviado recientemente.

Los minutos pasaron, y ella seguía viendo los hermosos rosales que fueron plantados hace años en su patio. Vio la hora en su reloj de mano, y se dio cuenta de que eran las 7:29 am. Faltaba un minuto para que se concluyera la hora de entrega que acordaron con los demás en la reunión y antes de seguir esperando, por el sentimiento de que podría tocarle a ella esta vez, termino el poco de té que le quedaba a su tasa y se levantó con tranquilidad, acomodando la silla detrás de sí, caminando hacia la salida del patio. Una vez salió, se adentró en un pasillo de paredes blancas y con bloques del mismo color, que servían de maceta y recipiente para unas bellas flores de colores brillantes. Este pasillo la dirigía hacia varias puertas que se encontraban cada cuatro pasos a su lado derecho, la francesa específicamente buscaba la puerta que la llevara con los empleados que estaban encargados de recibir las cartas y revisarlas en caso de que sea de procedencia extraña. Una vez esa puerta ya se hallaba enfrente de ella, toco la puerta dos veces y se dispuso a entrar.

'' Letters For Argentina'' 〔CH〕Where stories live. Discover now