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"Así que, terminaste siendo un Omega, ¿no? Ya me lo veía venir."

Uno de los primeros días de clase. Todos odiamos los primeros días de clase... al menos, las personas corrientes, las que no somos ni tan buenos ni tan malos alumnos. Las que sacamos calificaciones suficientemente decentes como para no quedarnos de año. Nuestro cerebro vuelve a clases muy oxidado y el escribir correctamente es como intentar escribir ecuaciones de matemáticas en cursiva.

El día era arrastrado vagamente por los alumnos y profesores. Empezaba frío, pesado, desganado y con un sueño insoportable. Pero aunque el ambiente luciera de un gris monótono, habían algunas personas que no se sentían del todo así. Era más bien una gama de colores: ciertos dormían, conversaban, reían y cantaban, pero otros... discutían. Dirán, al igual que yo: ¿quién carajos tiene energías para discutir a esas horas? Pues un dichoso par.

"Cómo pudiste estar tan segura, ¿eh? La mayoría de las veces te equivocas en todo. Como cuando intentaste  cocinar para la manada y el pollo aún estaba crudo... ¡o la vez que sacaste cero coma dos en matemáticas! Eso sí que será tu humillación eterna."

Un tal chico, de piel suave, morena. Sus ojos amables y alegres eran azules. Un azul radiante, aunque de momento, irritado. De color café sus ondulados cabellos cortos. Él era Freddy, quien molestaba a la persona en frente suyo. Su personalidad podría ser descrita por los demás como dulce y deleitable, como la miel. Risueño, afectuoso. Eso estaba en su superficie, aunque sus amigos más cercanos llegaban a conocer su lado vacilón, parlanchín y necio. Muy, muy necio.

"¡No me importa lo que digas, Ann! ¡De todos modos es mejor ser un Omega a que sacar cero coma dos en TODOS LOS EXÁMENES DE MATEMÁTICAS!"

Se sentaba atrás de una Beta, quien era con la que mantenía una conversación de momento, y por su rango, ocupaba el segundo lugar en la cadena alimenticia, por así decirlo.

"¡UYSH!" Refunfuñó la muchacha. "¡Retira lo dicho, Freddy! ¡Te voy a noquear de un chanclazo!"

Ann. Sus ahora enojados y risueños ojos, portaban un violeta muy bonito. Rubia, con una simple coleta, y su tez más clara que la del chico. A diferencia de Freddy, ella era «explosiva»; o muy alegre, o muy enfadada. Compaginaba con la personalidad de Freddy, aunque si se los dejaba mucho tiempo juntos podía resultar en un caos.

Estos adolescentes de diecisiete años, Ann y Freddy, pertenecían a una manada más grande, y eran como hermanos peleones. Aunque por mucho que juraban pegarse a muerte porque uno se comió la torta que había dejado el otro en la mesa, nunca lo hacían. Se querían mucho y a las vez no se soportaban, justo como hermanos.

"Si no dejan de hacer berrinche voy a llamar a Fox para que les de un buen puñetazo a los dos."

En un segundo plano un tercer Beta con lentes les interrumpió el escándalo un poco. Bonnie. También era parte de su manada, y se podría decir que uno de los pocos con raciocinio y neuronas funcionales.

El resto del salón solo escuchaban esas voces algo hartados, puesto que ya estaban un poco, por no decir muy acostumbrados a verles hacer un show o carcajearse como locomotora descompuesta.

"¡Pero bueno, pero bueno! ¿Acaso Bonnie me ha invocado? Relajen la raja ya." Reía alguien con voz grave y potente como megáfono. "Hombre, miren al molesto Omega de la manada. Serás Omega ahora, pero sigues fastidioso como siempre, ¡jajaja!"

Three Alpha Issues. [#Omegaverse #Lgbt]Where stories live. Discover now