3. Lo vano y lo trascendente

142 8 1
                                    

¿En serio no sabes quien es ella? - pregunta Seiya mientras masticaba con ansia su tercer hot dog, después de escuchar atentamente la historia de su amigo y su encuentro con la chica misteriosa. -¿pero lo que no me cuadra es cómo un gallito como tú deja que una chica se le escape, ¡sin siquiera su nombre!, en serio hermano, así es imposible encontrarla de nuevo.-
Shun suspira y se queda serio, generalmente Seiya lo hace reír, pero es tan raro que tenga la razón que asusta cuando eso pasa, quiere decir que es demasiado obvio, pero aún dentro de si Shun no comprende como fue que aquello sucedió.
- Sencillo Shun, es la primera vez que te encuentras con alguien que te hace sentir una conexión, - interrumpe Shiryu con tono de dar una lección, y como siempre, parece que le hubiera leído la mente a sus amigos - por eso todas tus poses de conquistador se fueron al traste y te forzó a mostrarte como realmente eres.-
Shun lo pensó, tenía razón pero maldita sea que no me da la gana admitirlo. - Pffffff - una risotada un poco fingida sale de su boca y se cuadra para parecer más alto - ¿como realmente soy? Vamos Shiryu, no puedes estar hablando en serio, si a estas alturas ya no hay nada que una nena pueda hacer para ponerme nervioso o hacerme dudar, lo he visto to-do -, Seiya se ríe inmediatamente descartando la idea como absurda y Shiryu rueda los ojos a Shun como diciéndole, esta bien, hazlo a tu manera entonces, pero te conozco. Shun cae en cuenta que necesita sacudirse la experiencia, en este momento tiene problemas más importantes que perseguir a una desconocida que salió de quien sabe dónde y que ni siquiera le consta poder volver a encontrar, entonces se le ocurre una brillante idea.
- Ikki regresa mañana de su viaje de guerra, estoy seguro que vendrá harto de pelear y querrá divertirse, ¿que les parece si nos vamos de farra y nos divertimos un rato? - en ese momento está seguro que lo que necesita es una chica nueva que lo entretenga un rato y mucho alcohol que le impida sentir esa angustia constante sobre su futuro, bueno eso y de pronto una buena entrenada de boxeo esa tarde, aunque no sienta ganas de recibir una paliza, que está casi asegurada, al menos el dolor físico disipará un poco esa sensación de soledad que no lo suelta desde esa maldita discusión.
Nuevamente leyendo su mente Shiryu le contesta - pero, ¿y tú padre?, ¿crees que te dejará salir después de lo del puerto?, aún no resuelven si te acusarán de intento de robo o si es solo un allanamiento de propiedad privada -.
- ¡Maldita sea Shiryu! Tu si que sabes quitarle la puta diversión a todo, ¿tenías que recordarme al viejo? Ya se las verá él como sobornar a alguien o mover sus influencias para sacarme de ese embrollo, igual a él le conviene menos que a mi que se sepa lo qué pasó, sería un descrédito para el apellido que me tilden de ratero, así que, ¿me acompañan a buscarle otro problema que resolver?, si invitamos a las chicas de pronto logremos que convenzan a Shunrei. Se quedó mirando a Shiryu con una sonrisa de complicidad y ese gesto de superioridad del que sabe que ha dado en el clavo, a lo que su amigo no pudo más que suspirar y responder - si llevas a Shunrei sabes que no puedo negarme, ¡pero prometan comportarse! -. Shun rió victorioso, y Seiya, con la boca un poco llena, solo atinó a decirle - pero si la idea es ¡NO COMPORTARSE!, conmigo cuentas sobrado bro, ya sabes que a son de cerveza y chicas no tengo que pensarlo, sobre todo si vamos a ya sabes donde -.
- ¡Ay Seiya!, ¿de verdad crees aún que esa engreída universitaria va a fijarse en ti alguna vez? Seguro tiene a miles de chicos haciendo fila por ella. - le respondió Shun divertido, - pero está bien, iremos nuevamente a la disco que te gusta.-
- Dirás más bien, con la mesera que te gusta - agregó Shiryu sonriente.

Un poco avergonzado, y muy sonrojado, Seiya responde - Algún día chicos, van a ver, algún día Saori notará que existo, el que ríe ultimo...-

Hace calor, a pesar de estar empezando el otoño, y solo la brisa marina trae un poco de fresco a la cargada atmósfera recalentada. Shun mira las olas desde su balcón, recordando lo que le ha pasado en los últimos días. Su padre casi ni lo determina desde ese día, y ha trabajado sin descanso en su despacho, probablemente tratando de toparse con su hijo lo menos posible. Su madre ha estado más solícita y afectuosa que de costumbre, lo cual, aunque ella no lo sepa, es una señal aún más obvia para Shun de que las cosas han empeorado y que está vez tal vez no hay regreso.

Un viaje al infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora