Diario de un asesino.

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¡Vaya! No había tenido días así en años. Mi soledad se había apagado al llegar a esa casa. Viaje mucho para llegar a la tumba de mis padres el día anterior, y ahora estoy volviendo por el mismo camino que tomé para llegar. Me detuve en una casa como a eso de las dos de la madrugada para "Descansar".

La casa estaba completamente sola, o al menos eso parecía. Habían fotos de una pareja por todos lados, así que lo mas probable es que una pareja joven viviese ahí.

Merodee por la casa hasta toparme con una habitación. Pintada de color caramelo, y con un toque algo infantil. Parecía que esperaban un bebé.

Seguí mi camino en la casa, hasta que escuche a alguien roncar desde la habitación. Era una mujer. Me sentí con los ánimos, era como si la amargura hubiese desaparecido.

Me acosté al lado de la mujer, y coloque el cuchillo en su cuello para provocarle una leve sensación de frío y esta despertara. Lo hizo. Llamó a su marido creyendo que seria este el que saldría de las sombras.

Creo que la cara de asco y horror que se formó en su rostro fue inolvidable, pero me hizo comprender algo, a ella no le agradaba mi rostro.
¿Sabes lo que pasa si no crees que soy hermoso? ¿Sabes que pasa cuando no aprecias mi belleza? Ocurre lo mismo que cuando lo haces, pero en esos casos no te tengo una pizca de piedad.

Clave el cuchillo en su vientre, aún cuando me esperaba que esta estuviese embarazada. Ella gritó, pedía piedad y se agitaba con brusquedad. Lo único que suplicaba era que dejara a su bebé vivir. Pero continúe, rajando su vientre completamente y subiendo a continuar con las puñaladas en su pecho. Recién acaba de ocurrir todo esto, de hecho. Pero la violencia que había ocurrido me había provocado cierta sensación de satisfacción, y para bajarla un poco lo escribí para tener guardado tan memorable momento.

La amargura se fue, al menos por hoy.