«Capítulo Trece»

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El precio de los mejores momentos siempre ha sido tener que echarlos de menos.

(Beret - Desde cero)


ChiChi

Después de un mes fuera del país, Goku y yo, por fin, regresaríamos a Japón. Aunque me haya gustado conocer París y cumplir mi sueño de niña, extrañaba mi ciudad. Me ponía feliz saber que en algunas horas estaría en casa.

Me emociona la idea de volver a ver a Bulma y a Helena. Aunque Helena y yo nos hayamos hecho amigas a tan corto período de tiempo, la quería muchísimo. Y Bulma, esta loca de pelo azul logró conquistar mi confianza por completo. Las extrañaba demasiado y creo que ellas a mi también, ya que me llamaban todos los días a bombardearme de preguntas. Si me encontraba bien, si me estaba divirtiendo, si disfrutaba del viaje, si Goku me trataba como merecía, si las extrañaba, si aún las recordaba y si todavía tardaría mucho en volver. Me decían que las cosas estaban muy aburridas sin mí y que me echaban de menos.

Mi vida entera siempre creí que no necesitaba a nadie además de Goku. Bueno, que nadie me podría querer por lo que soy además de él. Pero estaba engañada. Siempre habrá personas que te querrán por lo que eres.

Pero, aunque sean dos amigas increíbles, eso no les quita lo loca. A veces se ponían demasiado pervertidas y empezaban a preguntarme cosas sobre mi intimidad con Goku.

—Madre mía, chica, ¿Cómo hacias para esconder estos melones?

La pelinegra se escoge se hombros ante la pregunta de la castaña y oía cómo ella y la de pelos azules se reían ante su desconcierto. Se sentó en la cama y puso el notebook sobre sus piernas. Sólo tenía un toalla cubriendo su cuerpo. Sus amigas la habían llamado minutos después de terminar de bañarse y no tuvo tiempo de vestirse.

—Y dime, Milk, ¿Cómo va tu relación con Goku? —la chica había dejado de reír y su tono de voz denotaba seriedad.

Sabía lo que había pasado entre los dos y no le gustaba para nada la actitud que tenía el rubio con la pelinegra. Y lo peor de todo es que su amiga fue obligada a casarse con el patán.

—Aún no me olvido todo lo que me dijo e hizo, pero él parece estar realmente arrepentido. Creo que lo dijo sin pensar, caso contrario, no estaría insistiendome para que lo perdone. Decidí entonces dar una última oportunidad a nuestra amistad.

—Esto espero, le parto los huevos si se atreve a hacerte daño nuevamente. —rieron.

—Y dime, ¿Ya tuvieron sexo? —pregunta de golpe la peliazul.

Helena se atraganta con su bebida al oír las palabras tan directas de la chica. Bulma sólo se escoge de hombros, despreocupada. ChiChi rueda los ojos.

—¿Qué? Me da curiosidad saberlo. Están casados, resolvieron sus problemas y están en su Luna de Miel. —sonríe con malicia.

—Ay, Bulma, sabes muy bien que sólo estamos casados por obligación, un contrato. —resopla la pelinegra para acto seguido poner los ojos en blanco.

—Esto no es un impedimento para el amor, cariño.

La de ojos azules guiña un ojo a su amiga que no se molesta en contestarla y sólo suelta un suspiro. La castaña ríe. Bulma tenía razón.

—Y no respondiste a mi pregunta. ¿Ya tuvieron sexo?

ChiChi se sonroja levemente. Cierra los ojos y adopta una expresión de fastidio ante la insistencia de su amiga.

Filofobia ||GoChi||Where stories live. Discover now