Epílogo

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Connor sentía los nervios a flor de piel, mientras de manera inútil tronaba sus dedos en un intento de tranquilizarse.

Cuando las puertas se abrieron, vio ese auto rojo que conocía de memoria y sonrió, soltando un largo suspiro mientras veía a Jared acercarse con esa actitud socarrona pero de alguna manera satisfecho de verlo por fin afuera.

—Espero que no tengamos que verte pronto por aquí— dijo Peter a la par que le entregaba las últimas maletas

Solo pudo contestar con una sonrisa torpe antes de que su amigo se adelantara a tomar las maletas, era oficial, hoy dejaba los hospitales en definitiva; no más paredes grises ni restricciones, tampoco cuidados en su alimentación o el olor a medicina. Supo que había soltado una de esas sonrisas ingenuas cuando Kleinman le dio un leve golpe antes de entrar al carro.

— ¿Qué tal le psiquiátrico? ¿Viste exorcismos, almas en pena y esas mierdas? — fanfarroneo Jared mientras se colocaba el cinturón.

—Sin exorcismos ni almas en pena por el momento, pero sí comida de

mierda— bufó hundiéndose en el asiento mientras ambos soltaban una carcajada

—Me siento estafado, en verdad estafado— grito melodramatic a mente como si realmente le gritara al hospital para después mirarlo de reojo y bufando, le coloco el cinturón —Estamos en las afueras de la ciudad, gracias, no quiero una multa—

Arranco el auto mientras Queen sonaba a todo volumen, Connor no admitiría pero extrañaba el insufrible sonido de Lady “Diosa” Gaga –según denominada así por Jared- en el reproductor, pero prefirió no decir nada mientras el auto transitaba sobre la carretera, llena de árboles y olor a pino, sentía la tranquilidad que le recordaba a una tarde con limonada en el pórtico o el sonido de música de fondo mientras tomaba una taza de café; no pudo evitar soltar una sonrisa nostálgica, había pasado demasiado tiempo fuera de casa, de su hogar.

Para ser exactos tres meses, dos hospitalizado y uno en el psiquiátrico, tres largos meses que ahora en este instante mientras volvía casi parecían una eternidad.

Inconscientemente al pensar en el Hanahaki no pudo evitar jalar la tela de la bufanda gris que ahora cubría su cuello, cosa que no pasó desapercibida por Kleinman quien soltó un suspiro pesado mientras el semáforo aún estaba en rojo

—No te pongas esa mierda— frunció el ceño, quitándosela de manera brusca, quiso gritarle y darle un puñetazo que terminará tirándole el par de dientes que tenía enfrente pero antes de decir algo lo interrumpió —No debes cubrir la cicatriz, serías un idiota si lo haces… además las bufandas no te quedan—

Connor bufo mientras cruzaba sus brazos, aun así no tomó la bufanda en ningún momento.

—Llegamos— anuncio Jared con falso entusiasmo mientras estacionaba su carro afuera de la casa Murphy, mirando el paisaje como sí hacía años que había puesto un pie por aquí —Por cierto…— soltó un suspiro pesado mientras apagaba el auto junto con la música —no me has preguntado nada pero sé que estás pensando en…— al instante Jared fue interrumpido cuando la voz de Cynthia lo llamaba junto con el resto de su familia que se veían entusiasmados, realmente felices de tenerlo de vuelta y sin esperar más salió del carro.

La primera en recibirlo con los brazos abiertos fue Cinthya, un abrazo cálido y apretado que no quería soltarlo mientras las lágrimas se escapaban de sus ojos, pero esta vez no eran de dolor o miedo, eran de alegría pura; después le siguió su padre, un pequeño golpe amistoso en la espalda y una sonrisa satisfecha para terminar con Zoe que le sonreía mientras soltaba una sonrisa sincera.

Pensamientos NegrosWhere stories live. Discover now