- RAOUL VÁZQUEZ GARCÍA DIME AHORA MISMO QUIÉN TE HA HECHO ESE CHUPETÓN.- ¡Mamá!
- ¿He oído chupetón?- Aparece Manolo en la habitación de su hijo pequeño.
- Joder tete, ¿Ya tienes otro ligue?- Hace su aparición Álvaro.
- ¡Callaos!
Es domingo del mismo fin de semana de la fiesta de su cumpleaños, casi que podría declararlo como uno de los mejores días de su vida y, por tanto, no han pasado ni dos días desde lo del chupetón y los besos de Agoney.
Raoul estaba tranquilo en su piano componiendo durante un mágico momento de inspiración cuando su madre ha entrado y ha interrumpido con un grito su calma al percatarse de la mancha de su cuello. La verdad es que mucho tardaba alguien en darse cuenta pues ningún miembro de su familia pareció verlo cuando volvieron a casa el día anterior.
- Empieza a soltar que antes de la fiesta con tus amigos no lo tenías.- Argumenta el hermano mayor.
Y Raoul está a punto de soltar la excusa más absurda de su vida cuando es interrumpido por el timbre, que resuena por toda la casa. Sin decir nada, se levanta y baja corriendo las escaleras hacia el piso inferior con sus padres y hermano detrás, convencidos de que no van a dejar que se escaquee del interrogatorio. Los tres quieren que la respuesta sea una: Agoney.
Y hablando del rey de Roma, por la puerta asoma. Literalmente.
Raoul abre la puerta de su casa encontrándose con su mejor amigo. Este frunce el ceño al ser recibido por un Raoul demasiado rojo y con los ojos muy abiertos y con el resto de la familia alrededor observando atentamente los siguientes movimientos de ambos.
- ¿Qué pasó?- Pregunta el canario todavía en el umbral de la puerta con un hilo de voz, temiéndose una cosa en concreto.
Ya verás que al penco este ya se le ha escapado.
- Pasa, pasa.- Invita Susana animándole a entrar con una mano.
Agoney avanza tímido, saltándose el momento de darle aunque fuese un beso en la mejilla al rubio como saludo. Avanzan hasta el salón y toman asiento, Susana, Manolo y Álvaro en el sofá más grande y los mejores amigos en uno más pequeño.
- Ago, ¿Tú sabrías decirnos quién le hizo eso en el cuello a mi hijo?- Pregunta intrigado Manolo.
- Raoulito no está por la labor de contarnos nada.- Comenta el de ojos azules.
- Pero ¿por qué os queréis meter en mi vida? Qué vergüenza.- Se tapa la cara con las manos e intenta refugiarse en Agoney, junto a él.
- Si no quieres contarlo no te vamos a obligar pero es que te cuesta mucho hablar y tampoco es bueno que te lo calles todo. Queremos conocer cosas de ti para saber, si pasa algo, cómo ayudarte.- Defiende Susana preocupada por la introversión de su hijo pequeño.
- Pero qué daño me va a hacer un chupetón.- Se queja Raoul.
- El chupetón no, la persona.- Rebate Álvaro y el más pequeño resopla.
- Pero tampoco pasa nada por contarlo.- Interviene Agoney mirando a su amigo y este lo mira sorprendido, sin comprender su posición.
Literalmente me hiciste tú el puto chupetón, Agoney. No me vengas a decir que no pasa nada.
Con el contacto de las miradas el moreno comprende la preocupación del rubio. Sus familias quieren que acaben juntos y si lo dicen se puede liar.
- Si se explica el contexto no pasa nada.- Se encoge de hombros contestando a los pensamientos de Raoul.
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¿Novio?
FanfictionRaoul y Agoney siempre han vivido siendo mejores amigos. Juntos irán afrontando los cambios en su relación, que irá evolucionando inevitablemente. {Ragoney}