Segunda Historia: Abismo y Tiempo

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En una oscura noche eterna, se encontraron nuevamente, allí donde antes existía una tenue luz, ahora desaparecida.

-¿Qué tan oscura es la noche?

-No mucho, es igual a todas las demás. Siempre ha sido la misma noche.

-Ésta vez no, el brillo de la farola ha desaparecido. No se encuentra en ninguna parte

-¿Quién necesita esa farola? Al fin y al cabo, la oscuridad es eterna, su presencia era un pequeño punto en el abismo.

-Puede ser... quizá tengas razón

-Además ¿Alguna vez ha servido para algo?

-Pero siempre ha estado allí, habría de cumplir alguna función.

-¿Qué es lo que tanto te preocupa?

-Siento que algo no anda bien.

-Te está afectando la oscuridad.

-Una vez, hace tanto tiempo que no recuerdo siquiera si ha sucedido realmente, recuerdo... recuerdo que había dos farolas.

-¿Dos? Es imposible, no lo recuerdo, ni tampoco tiene sentido.

-Sabes que no me es posible mentir. Digo la verdad.

-No tiene sentido. Si una no es necesaria ¿Para que pensar

-Piensa...si antes hubo dos, luego sólo una, y ahora ninguna. Podría ser posible... que antes haya habido tres, cuatro o cinco..

-Eso no cambiaría mucho las cosas.

-Pero imagina si hubieran sido cientas, miles, miles de millones, una por cada pequeño y frío espacio de oscuridad. ¿Habría habido...luz?

-¿Luz? ¿Eso pudo haber existido?

-No lo sé. Pero creo que es posible... es decir, parece lógico. Luz absoluta.

-¿Para qué serviría tanta luz?

-Quizá antes, hace mucho tiempo... quiero decir, más tiempo del que nosotros ocupamos aquí...

-Eso es demasiado tiempo.

-Aquí... -continuó sin hacer caso a la interrupción- pudo haber algo antes, pudo haber alguien. Alguien a quien sí le servía la luz de las farolas. Y cuando se apagaron las farolas, ese alguien... ¿Se fue? ¿Se silenció para siempre? ¿Se escondió? No, lo habríamos encontrado -se contestó a sí mismo- ¿Qué sucede cuando alguien ya... no se encuentra?

-¿Se...apaga? Como se apagó la farola.

-Entonces... si quien estuvo antes de nosotros se "apagó". Pudo haber incluso alguien antes de ése alguien, que se apagó y le dejó paso. Todo eso mientras las farolas iluminaban la oscuridad y se apagaban poco a poco.

-No entiendo a dónde quieres llegar.

-Todo se ha apagado ¿Lo entiendes? Tu y yo, sólo nosotros somos quienes restan, quienes nos apagaremos algún día... ¿O acaso alguna vez has visto algo aparecer... encenderse?

-No...

-Tu y yo estamos en el final ¿Te das cuenta? Nada ha logrado mantenerse "encendido" como lo estamos nosotros, ni siquiera recordamos cómo nos hemos encendido. Somos lo último.

-¿Nos apagaremos?

-Sí.

-No quiero apagarme. Seremos olvido, vacío, abismo.

-Quizá uno de los dos se apague y el otro prevalezca. Así quien se quede, evitará que el otro sea abismo al recordarlo.

-¿Me recordaras?

-Sí. Y cuando llegue mi momento, me llevaré el tiempo conmigo, así no me iré en solitario. Me llevaré la existencia de las farolas, de quienes hayan vivido bajo su luz, de sus predecesores y sucesores, cuya existencia meramente conocemos... también la tuya y la mía. Y quizás, alguna noche el tiempo resurja de la boca del abismo.

Y así existieron, luego existió, y finalmente fueron abismo.

Antología dialécticaWhere stories live. Discover now