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Cuando Erik escucho a Mina aquella tarde, fue realmente maravilloso.

Había estado de mal humor todo el día. Y lo único que lo ponía de buen humor era escuchar a Christine.

La chica tenía la voz de un ángel precioso. Siempre afinada y celestial. Lo hacía flotar en el cielo si se atrevía a decir.

Pero cuando escucho la voz de la chica en una singular canción moderna, o algo parecido. Lo hizo recordar a una voz en el pasado igual de hermosa. No como un ángel. Si no la de una diosa. Una verdadera Musa.

Sintió una extraña sensación en el cuerpo y aunque la voz le era conocida no podía reconocer a quien. Obviamente tenía que ser alguien experto.

Quiso subir a ver, pero después del incidente con Carlotta; los tramoyistas y algunos empleados estaban vigilantes. Era molesto, pero tendría que esperar unas semanas hasta que todos se calmaran de nuevo.

Vergonzosamente no pudo controlar sus impulsos por las noches mientras soñaba. Despertando acalorado. Sentía que estaba traicionando a su joven corista, pero su mente le decía continuamente que era simplemente un pecado no tener esa reacción con es preciosa voz.



Estaba contento con la nueva voz, hasta que descubrió que sería el remplazo de su querida Christine.

El malhumor regreso.

Por supuesto intento asustar a la prodigiosa joven —con bastante pena y el orgullo herido—pero, Christine tenía que sobresalir a cualquier costo.


No funciono.


La niña tenía agallas.


Luego envió la nota y eso lo dejo muy confundido.

Curioso, acepto la reunión. Una joven rubia muy hermosa era la voz más prodigiosa alguna vez escucho.

Se sentía mal, pues titubeo un instante para salir de su escondite al ver tanta belleza. Christine era la mujer de sus sueños y le gusto a primera vista una mujer extraña.

"Es francesa", pensó. Hablaba en un francés fluido.

Su sorpresa fue cuando recordó la voz finalmente y descubrió que Ia Kant era en realidad su antigua alumna Mina Lovete.

Su antigua alumna, Su antigua musa Y su antigua... ¿amante? ¿Alguna vez habían sido algo?

Ella no se lo dijo abiertamente, pero estaba intentando destruir a Christine.


Su venganza.


Intento amenazarla, pero poco después descubriría cuanta influencia había adquirido. Y como se había vuelto más fuerte y decidida con los años.

Primero ese niño malcriado y mimado y ahora una mujer totalmente despechada.

Fue repentino, pero supo que la única manera de alejar a Mina y Raoul de Christine era llevándola a su casa.

Pero no fue como resulto. Ella estaba asustada y luego intento quitarle la máscara huir.

La libero con la condición de que lo visitara y no le contara a nadie. Pero empezaba a dudar de Christine.


Maldita sea Mina.


Le haría pagar caro por su insolencia.

Si ella tanto quería cantar, pues cantaría.

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Próxima actualización:  28 de Enero de 2020

La primera MusaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ