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Su nombre era Park Chanyeol, hijo único de una familia de clase media que vivía a unas seis cuadras de la tienda.

Saberlo no fue difícil.

Si se lo preguntan, Jongdae diría que le resultó ridículamente sencillo averiguar los datos básicos del chico.

Durante una de sus llamadas con Minseok, no hizo otra cosa más que contarle detalle a detalle lo que había ocurrido en City Lights. Incluso se encargó de enumerar las características generales del sujeto implicado en el robo, exagerando los acontecimientos ocurridos y, por supuesto, algunas cuestiones respecto a su propio desempeño laboral.

Lo cierto es que, luego de su tergiversada historia, Jongdae no esperaba nada más que una ligera felicitación por su buen trabajo, tal y como antes la había recibido por parte de su Hyung.

No fue así, claramente.

En lugar de algún tipo de aprobación personal o aplauso, Minseok puso un alto a su palabrería, jaló aire y entonces se encargó de completar la descripción de quien, según él, había tomado la mercancía de la tienda.

Por lo poco que alcanzó a entender Jongdae, el Chanyeol del que le hablaba Minseok no parecía ser un mal sujeto.

A pesar de que tenía una cabeza extraña y difícil de comprender, era un alumno ejemplar en su universidad, un joven educado con los vecinos y bastante servicial con sus padres.

No tenía muchos amigos, sin embargo.

Justamente por eso es que gastaba gran parte de su tiempo trabajando en el mercado del abuelo Park, ocupándose de ordenar estantes, saludar a todos los clientes y de mantener limpio el sitio.

El mundo era realmente un lugar pequeño, pensó Jongdae.

De una u otra manera, siempre terminarías cruzándote con gente que conoce a tu círculo social o viceversa.

Bastaba con recordar la vez en la que el primo de su jefe le invitó a tomar un café en Lotto's para confirmarlo, o aquella vez en la que el prometido de la hermana de su profesor de cálculo le coqueteó abiertamente en un restaurante.

Era así como funcionaba. De una forma extraña y retorcida estábamos conectados con todo el mundo.

Y ahora, solo hacía falta agregar a la lista el día en el que uno de los conocidos de su casi novio había asaltado la tienda de su mejor amigo.

Jongdae suspiró.

Haciendo a un lado sus pensamientos, abrió la aplicación de mensajería instantánea y reenvió a Baekhyun la imagen que Minseok le había adjuntado.

En algún lugar de su departamento, Baekhyun abrió el mensaje. Sus ojos escanearon la imagen que apareció en su móvil.

Park Chanyeol lucía extraño con el rostro descubierto, sin gafas y con las mejillas sonrojadas por el frío. Era él, sin embargo. Con un semblante más fresco y juvenil, aunque llevaba el cabello igual de oscuro que en la imágenes tomadas por la cámara de seguridad de la tienda. Su estatura estaba varios centímetros por encima de los que Baekhyun supuso eran sus compañeros de trabajo.

Bien. Lo habían encontrado.

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El auto de Minseok era pequeño y elegante, para suerte de Baekhyun. Sus piernas se ajustaban a la perfección en el espacio que permitía el asiento trasero y también podía disfrutar del contraste visual que el tapizado en cuero le ofrecía.

Devuélvemelo °CHANBAEK°Where stories live. Discover now