Capítulo 20: Fritz

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Frente a ellos se encontraba aquella criatura hecha de puro hielo y nieve. Debía de medir cerca de tres metros y medio, su cabeza era un trozo de hielo redondo que se asemejaba más a una roca que a otra cosa. Brazos largos y robustos como un árbol, y piernas de igual tamaño. Todo su cuerpo parecía una especie de rompecabezas de rocas heladas simulando tener forma humanoide. En su rostro solo destacaba una mandíbula prominente de dientes toscos y, sobre todo, sus ojos, dos perlas azules que brillaban con la intensidad de cielo despejado, estos eran tan profundos e imperturbables como la tempestad que estaban sufriendo, y no les transmitían ninguna seguridad a los dos individuos frente a él.

Tengo la sensación de que no tiene intención de hacer amigos.

Aquel tipo de hielo soltó un rugido que se asemejaba bastante al sonido de una ventisca. Luego alzó los brazos y descargó un golpe en donde se encontraba Kleyn y Ágata. Estos tuvieron que saltar a un lado para evadir aquellos dos témpanos que el golem tenía por brazos.

El impacto hizo retumbar la tierra y también levantó una gran cantidad de nieve que bloqueó la vista de ambos viajeros. Kleyn preparó sus garras para picar todo el hielo que hiciese falta, y Ágata tomó sus dagas a la velocidad del rayo para atacar cuando fuese necesario.

Kleyn se quedó inmóvil a la espera de que el golem se moviera. Este hacía mucho ruido cuando se movía y sus brazos chirriaban al gesticular movimientos tan simples como alzar la mano. Con un poco de suerte, podría hacer un poco de fuego con sus manos y derretirlo, pero la tempestad era fuerte y no le dejaba hacer las cosas más sencillas.

El viento disipó la nube de polvo de nieve y les mostró al enemigo a punto de realizar un golpe frontal con uno de sus brazos. Kleyn lo evadió con un gran salto, mientras que Ágata lo hizo deslizándose debajo de este. En el momento en el que el pelirrojo tocó el suelo, corrió rápido a la espalda de aquel bloque de hielo, acentuó sus garras y comenzó a lanzar un sinfín de zarpazos. Cuando acabó esperó hallar algún daño significativo en la espalda de este, pero solo pudo ver meros rasguños.

La criatura parecía que iba a moverse con la intención de atacar al muchacho, pero Kleyn se alejó de este usando su espalda como apoyo para impulsarse hacia atrás de un salto. Frunció el ceño, disgustado por los insatisfactorios resultados de su ataque.

— Habrá que probar con otra cosa.

— Oye —le gritó Ágata desde detrás del golem para hacerse oír entre tanto vendaval—. ¿No puedes derretirlo con algo de fuego?

— La tempestad es muy fuerte —intentó crear una llama con su mano, pero esta se extinguió a los pocos instantes de aparecer—, mi fuego se apaga muy rápido.

— Joder, para una cosa en la que podrías ser útil.

— Oh, disculpe, señorita "yo lo hago todo" —respondió con sumo sarcasmo, mas tuvo que correr porque el golem ya lo había alcanzado, era lento, pero persistente.

Necesitaba algo contundente para para poder destruir aquella cantidad de hielo. ¿Por qué no forjas un picahielos? A lo mejor te sirve. Quizá no era una mala opción, pero necesitaba algo que acabase con aquel cubito gigante de un solo golpe, a ser posible.

Se alejó del golem para llamar su atención y, cuando estuvo a una distancia prudente de él, abrió un portal para situarse junto a la asesina, la cual dio un pequeño salto hacia atrás al verlo de golpe. Sí, eres feo, comprendo que se asuste al verte.

— Tengo un plan, pero necesito que me ayudes.

A pesar de los gritos y las críticas, la chica parecía tomarse en serio la situación.

La forja (SVTFOE)Where stories live. Discover now