Capítulo 22.

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Mientras éramos guiados por Miloslav, junto a Misha corrí lo más rápido que pude hasta llegar a escena.

Una vez en el salón comedor, vimos a Evelyn y a Emma muy angustiadas, con su desayuno detenido. Pasamos por un pasillo junto a la cocina hasta llegar a la bodega de alimentos, donde en la entrada de esta yacía Willard Sweeney muy pálido y consternado, pero sin darle mayor relevancia, entramos.

— Vaya, justo me preguntaba dónde estabas —me dijo Aria.

La bodega era un largo corredor claustrofóbico, oscuro y húmedo, lleno de pequeñas cajas de cartón con variados alimentos por doquier, donde además prácticamente no había ventanas, pues la única que existía no solo se encontraba a casi cuatro metros de altura, sino que además era demasiado estrecha como para siquiera ventilar el lugar. Por otro lado, justo al final de la bodega yacía Mikaela Aria, arrodillada en el suelo, examinando con minuciosidad un oscuro charco de sangre proveniente del cuerpo sin vida de Annabelle Sweeney; del mismo modo, Olivier Dupin se encontraba de pie junto a ella.

— Por Dios —dijo Misha, mientras se acercaba al cadáver.

El cuerpo de Annabelle Sweeney yacía desplomado justo debajo de la única ventana del lugar, con —por alguna extraña razón— una silla de madera ubicada delante de este. Así también, un mar de sangre cubría su rostro inundado en dolor, ya que un puñal atravesaba con pulcritud su frente. Del mismo modo, un pequeño rastro de sangre recorría parte de la pared hasta llega a la ventana.

Por cierto, en esa ocasión hice un mapa para ilustrar mejor la situación:

Por cierto, en esa ocasión hice un mapa para ilustrar mejor la situación:

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— ¿Dónde estabas? —le pregunté preocupada a Aria.

— ¿Hum? Solo conversaba con este hombre, Dupin. ¿Sabías que él es uno de los encargados del caso de la Bestia de Hamburgo? Me sorprenden estas casualidades.

— Por favor —dijo Misha, muy serio—, deberé pedirte que te retires.

— ¿Yo? —preguntaba Aria, incrédula.

— Sí, no puedo permitir que una niña esté entorpeciendo esto.

— Ah, Misha... Creo que estás confundido. Ella es más capaz de lo que crees y...

— ¡Es verdad! —contestó Aria—. Soy la ayudante de esta mujer, quien es la aprendiz de Wilson Ashford.

— ¿Wilson Ashford? —preguntó sorprendido el médico—. Creí que solo eras una profesora de matemáticas.

— ¡Nada de eso! —continuaba Aria—. Nos dedicamos a resolver casos y ella, doctor, es la mejor en esto.

— Es verdad —dije con melancolía.

Nos tomó un tiempo convencer a Misha, pero al final esté acabó creyendo que yo era una detective y Aria mi ayudante; aunque con el tiempo —no es estúpido Misha— este acabaría dándose cuenta de lo evidente y deberíamos explicarle la verdad. Pero esa es otra historia.

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⏰ Last updated: Feb 03, 2020 ⏰

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