21

1.6K 192 150
                                    

Uno, dos, tres botes de pelota.

Flexión los codos, alzó las manos, un pequeño brinco y... ¡Cesta!

— Já, no perdí mi toque. ¿Que tal? — ondee mi cabello victoriosa, totalmente dentro de lo que cabía en mi personalidad orgullosa a la par que los ojos de Hoseok estaban en mi persona, sonriéndome como usualmente lo hacía.

Atrapó el balón que seguía botando a la nada con facilidad, celebré mi victoria con una pose orgullosa, ondeando mi cabello con la inexistente brisa de mañana. Hobi y yo habíamos llegado a un punto de concentración por alguna coincidencia, tenía que llevarle un par de cosas a Seokjin, el las recibió y sin más me había pedido ir a la cancha. No sabía si algo sucedía o si se sentía mal, quizás lo hizo por simplemente ocio; pero lo que tenía certero es que extrañaba esto. Extrañaba que Hoseok gritara de la nada, riera como un idiota y me dijera que era muy buena en el básquet. Algo muy dentro de mí me decía que las cosas estaban volviendo a su curso natural que hace tiempo atrás, donde no miraba a los lados y no me preocupaba por nadie. Instintivamente mi mentalidad se fue a la estratosfera, recordando que era muy probable que todo esté enrollo que había hecho cambiando mi personalidad y fingiendo ser otra persona estaba funcionando de maravilla. Digo, ¡era como una magia tonta! ¿Por qué no había hecho eso antes? Digo, ser alguien más, es más fácil y mejoraría todos mis problemas.

Bueno... Aquello no sonó para nada bien. Pero, ¿a quien le importa?

Hobi no lloró, no se sintió triste, ni siquiera cuando me contó acerca de los inconvenientes que estaba teniendo de vuelta en casa. Su hermana peleó con su madre, colocándose del lado de Hobi y ahora ambos estaban en la misma situación, su padre estaba enojadisimo. Pero nada como haber sacado de su pecho lo que tenía incrustado, y por fin, ser tomado en cuenta. Porque sí, señoras y señoras, Jung Hoseok le había dicho a sus padres lo mucho que odia su carrera y su genial idea de abrir una academia de baile. Increíble si me preguntan, pero orgullosa de mi amigo, después de todo.

Se sentía feliz, demasiado si era descriptible. Se saldría de la carrera tan pronto todo este semestre terminará, y la chica con que había tenido contacto lo invito a formar parte de una compañía de baile, que tenían coreógrafos profesionales y bailarines de apoyo. ¡Quien lo diría! La vida de Hobi estaba yendo a la cima completa, nuestro querido amigo estaba por cumplir su sueño, y ahí estaba yo para verlo.

— Mi turno — boto la pelota. Alzó sus brazos y de un impulso la hizo encestar. Recibiendo un ahuyo de mi parte en felicidad.

— ¡Increíble! ¡Pero vean que tanto han estado mejorando! — la voz neutra e irónica de Yoongi se hizo presencia.

Justo como aquellos días.

— Y yo que pensaba que la clase de enfermedades venéreas era asquerosa — arrugue mi nariz en disgusto por su presencia.

Aunque si soy honesta, ya le estoy agarrando el gusto a tener a Yoongi frente a frente para insultarle más a menudo. Aunque mi tarea siempre era callada por mi misma al retratarse la nueva Jigi.

— Es lo más hermoso que me haz dicho, Jimin — fingió conmoción, colocando sus manos en su pecho—. Buena esa, Hoseok, ya no apestas tanto — se mofo.

— Eso es lo más hermoso que me haz dicho, Yoongi — respondió de la misma manera Hobi.

— No te acostumbres, no suelo ser cursi. Y menos contigo.

Impresionantemente no fuimos tan duros con nosotros y solo basto un par de botes de pelotas para poder continuar con nuestro curso de la vida, como si Yoongi no fuese una maldita molestia, como si Hoseok y yo nunca nos hubiésemos alejado un poco. Era bastante raro no estar maldiciendo, mordía mi lengua más de una vez, aún cuando Yoongi me provocaba de manera natural y lo esquivaba de manera victoriosa. Era raro, me sentía rara pero plena. Es como si tan solo por hacer ese cambio en mi vida todos mis chacras se hubiesen alineado de manera completa y hasta para mejor.

¡no soy jimin!  ||  bts; jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora