— ¿Y acaso eso no es bueno? — Sui llevo sus fideos a los labios, degustandolo mientras que su mirada estaba posaba en mi, dudosa y curiosa de lo que mis palabras en realidad quería decir.
Un nuevo día me había permitido acompañar a mi mejor amiga almorzar luego de una trágica jornada que la había llevado a degustar de sus platillos a la cuatro de la tarde. Una pobre alma china como Mei Feng Sui concentrada en sus labores y carrera universitaria estaba tan atareada que apenas le dio oportunidad para poder comer a altas horas del día. Si yo fuera ella, definitivamente ya estaría muerta por falta de hambre, joder.
Suspiré pasivamente al darme cuenta de que mis palabras se estaban volviendo un jodido culo, siendo bastante confusas y entre líneas. Tire mi cabeza en mi palma un poco desanimada.
— Si, si lo es. Es genial. — aseguré alegremente, o bueno, lo más animada que podía porque en estos momentos sentía que lo único que me podía hacer animarme era comida o sexo, y sabía que ninguna de ellas las tendría por ahora. Sin embargo, me conformaba con pasar tiempo con mi mejor amiga a solas.
No era que no apreciaba a Jin y al grano en el culo de Hoseok, pero con ellos no podía hablar de ciertas cosas, lo había confirmado hace mucho tiempo cuando Hoseok se sorprendió al saber que las toallas femeninas no estaban pegadas a nuestra vagina, si no a la ropa interior.
Sui dejo su platillo a un lado y tomo un sorbo de su soda, mirándome como si supiera cada uno de mis secretos.
— Claro que es genial, Jigi. Digo, eres extraordinaria, estoy segura que patearas muchos traseros en Japón. — palmeó mi brazo, del otro la de la mesa. Sin embargo, nuevamente mi estado de ánimo salió a la luz.
— Pero... — alargue la palabra y ella pareció comprender mis dilemas mentales.
— ¿Jungkook?
Si. Asentí con mi cabeza.
Los días habían pasado y luego de un par de conversaciones y mensajes, para Sui era obvio lo que estaba sucediendo entre nosotros, para ella y para cualquiera. Me alegraba el hecho de que por fin las cosas estaban colocadas sobre la mesa y que en retrospectiva ya todos sabían que entre Jungkook y yo había más que solo un trabajo universitario en común. Tuve que aguantarme los malditos quejidos de Hoseok, diciendo que sus dos chicas habían preferido irse con otras personas que con el, por otro lado Jin se había emocionado tanto que quería una foto de ambos para colocarla en su tonto álbum de fotos, finalmente Sui había descrito la noticia como la mierda más dulce y rara que me había pasado.
Me era entretenido saber que todos tenían conocimiento de los raros comportamientos de él hacía mi, cosa que yo no notaba, como sus miradas y sus pequeños tratos mientras que yo era una jodida ogra en todo sentido.
Sui había escuchado todos mis detalles y no se perdió ni uno, retroalimentado la conversación hablando de su relación con Jimin. No me esperaba que ella y yo dos noches atrás nos quedaríamos hasta las cuatro de la mañana en su habitación, hablando de nuestras relaciones, amistad, personas, estudios, inclusive nuestra vida sexual mientras que comíamos dulces en la cálida oscuridad del suelo. Sin duda, hablar por horas con tu mejor amiga acerca de sus vidas era algo jodidamente terapéutico.
Ella reaccionó alzando sus cejas, preocupada de aquella respuesta.
— ¿Que sucedió? ¿Lloró cuando le dijiste? — preguntó curiosa.
— ¡No! — me apresure a decir, Jungkook no había llorado en ningún momento aunque en su mirada noté un poco de tristeza—. En realidad, fue todo lo contrario, fue muy lindo y me apoyó, pero no estoy segura de que le haga feliz.
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¡no soy jimin! || bts; jungkook
HumorPrimer acto; Jimin, un chico que disfruta de la vida entre fiestas, amigos y cualquier cosa que lo haga feliz. Popular, guapo, amigable, talentoso, solo le falta volar y repartir paz mundial. Segundo acto; Jimin, una chica... que no es Jimin. ¿Como...