Híbrido de sangre 1 Y 2 (Libro 3 de la saga: Secretos De Luna).

Cap 29 = La concubina

.*Victoria*.

'Vamos a descansar, tanto ajetreo no es bueno para los cachorros' —me aconseja Kira.

Luego de convencer a Travis de que mantuviera con vida a Tobías, mientras llegaban los médicos, tuve que leerle una de sus historias favoritas hasta que él y Tristan se quedaran dormidos.

<<Le doy las buenas noches a mis padres y me voy a dormir>>. —Respondo.

'Ellos están en el despacho de tu papá' —me informa, cuando recuerda que tanto mis reflejos, como mis sentidos han estado decreciendo a medida que avanza el embarazo.

<<Gracias, Kira>> —le digo y me encamino hacia allí.

En el momento que estoy a pocos pasos de mi destino comienzo a oír varias voces.

—Amanda y Eliot, que son vampiros, lo obedecieron —detengo mi andar abruptamente. —Eso solo significa que  su poder es inmenso.

<<¿De quién estarán hablando?>> —me pregunto.

—Y seguirá aumentando —comenta otra voz.

<<¿Héctor? ¿Qué hace Héctor con mis padres?>> —me cuestiono al reconocer su voz.

'Creo que mejor nos vamos' —dice mi loba.

—Ahorita puedes controlar a Travis con tu poder de Alpha, pero en un futuro ya no. —Continuó hablando —Él absorberá, al igual que una esponja, tu poder de Alfa Superlativo.

—Pero no le podemos hacer eso, él es nuestro hijo —sollozó mi madre.

'¿Qué haces? Tenemos que irnos' —dice Kira cuando me acerco lentamente a la puerta del despacho de mi padre.

<<Tengo que saber de lo que están hablando>>.

'Espera……' —la corto.

<<No quiero esperar>>.

—Es la única opción que tienen —sentenció Héctor y esa fue la gota que derramó el vaso que contenía mi paciencia.

—¡¿Qué está pasando aquí?! —digo muy seriamente, al entrar abruptamente.

Las miradas sorprendidas de mi padre, mi madre y mi tío Iván me confirmaron que estaban tan inmersos en su conversación "secreta" que no me sintieron venir.

—Nada de lo que debas preocuparte, hija. —Me contestó mi padre con tono taciturno. —Sólo estábamos charlando.

—¡¿POR QUÉ SIEMPRE ME EXCLUYEN DE TODO?! —grito como una histérica, ya que el embarazo me tiene más susceptible de lo normal —¡¿POR QUÉ SIEMPRE ME OCULTAN LAS COSAS?! Yo sé que estaban hablando sobre mi gordo —los encaro. —¿Acaso desconfían de mí? ¿Acaso piensan que yo soy una espía de Octavio?.

—No es eso hija —mi papá quiso tocarme pero me aleje.

—¡ENTONCES POR QUÉ COÑO SIEMPRE ME MIENTEN! —Vuelvo a gritar.

—No queremos que te alteres por tu condición —articuló mi madre, señalando mi vientre. —Es malo para los bebés

—¡A LA MIERDA MI ESTADO! —exclamo —Yo estoy embaraza no incapacitada mentalmente. —Mi tío Iván estalla en carcajadas.

—Tan parecida a su madre —comenta mi tío entre risas.

—Victoria, no te alteres —mis ojos enfocan a esa mujer pelinegra que tiene el mismo color de ojos que yo.