Capítulo II

3.9K 355 1.6K
                                    

—¿Paul McCartney?

Todos los ojos se clavaron en mí cuando aquella doctora de cabellos dorados me nombró. Y no era para menos. Sin dudas era extraño ver a un varón por estos sitios. ¿Qué clase de sujeto visitaba a la ginecóloga? Pues...uno con vagina.

Dejé la revista que estaba leyendo mientras esperaba ser atendido—aunque en realidad sólo la estaba hojeando un poco—, y caminé hacia la mujer que me sonrió ampliamente y me indicó que entrara al consultorio.

—Siéntate, Paul —me ordenó y yo lo hice; ambos nos sentamos cara a cara, separados así por aquel escritorio. —Entonces...tú eres Paul —dijo cuando tomó una carpeta color amarillo pastel.

—Si —respondí tímido mientras jugaba con mis manos algo sudadas. Para mí las consultas al ginecólogo eran una verdadera tortura, sufría demasiado con ellas, es por eso que las evitaba a toda costa.

—Tú mamá me habló sobre tu caso por teléfono —dijo. —Eres un chico intersexual, ¿cierto?

—Ajá —asentí.

—¿Y cuándo te hicieron la operación de sexo?

—De bebé —respondí. —Los médicos y mi mamá decidieron mi género—dije. —Sé que eso no es lo correcto, y que ahora esperan a que la persona intersexual decida, pero...fue mala suerte creo —musité.

—Entonces te asignaron el sexo equivocado.

—Así es, me asignaron el sexo femenino —asentí un poco más suelto. —A medida que fui creciendo yo me fui definiendo; sabía que no quería ser una chica sino un chico, así que hablé con mi mamá y la hice entender; al poco tiempo comencé con mi tratamiento de hormonas.

—¿A qué edad fue esto?—preguntó mientras llenaba la ficha.

—A los doce —respondí.

—Bien...Pero tu madre me dijo que ya no quieres seguir con el tratamiento de hormonas.

—No, ya no quiero —negué.

—Bueno...tú sabes que además de nacer con aparatos reproductores tanto femeninos como masculinos también tienes los rasgos de ambos géneros, ¿verdad?

—Si, lo sé —asentí.

—Si dejas la testosterona entonces algunas de las características masculinas van a disminuir.

—¿Como los vellos? —indagué.

—Exacto —asintió. —Y lo más importante es que vas a comenzar a menstruar.

—Sí, eso ya lo hice —murmuré.

—¿Cuántos días has menstruado? —preguntó.

—Cinco días —dije y ella lo anotó. —Eso estuvo fatal —me atreví a comentar haciéndola reír.

—Lo sé, es un calvario —dijo y yo le esbocé una sonrisa.

Me sentía cómodo con ella, y no atacado como con los demás profesionales. Tenía la esperanza de que finalmente había encontrado a la ginecóloga ideal, deseaba realmente que lo fuera porque yo tenía muchas dudas aún sobre mi condición y quería despejarlas.

—Pero prefiero soportar eso antes que las hormonas —sentencié seguro. —Además son sólo cinco días. Solo debo tener cuidado cuando haga deporte —dije recordando aquel vergonzoso episodio en el gimnasio de hace una semana atrás.

                              *****

Le pasé la pelota a Stuart que comenzó a correr en dirección al arco contrario, pero él no pudo llegar al área ya que tres sujetos del equipo contrario se encargaron de marcarlo. No le quedó otra opción más que devolverme la pelota, pero yo tampoco podía hacer mucho ya que estaba muy atrás. Estaba en un dilema.

Intersexual ○○Mclennon [MPreg]○○ Where stories live. Discover now