Capítulo XXXII

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Salí del profundo sueño justo cuando la alarma del celular de John comenzó a sonar por toda la habitación; estiré mi brazo, y como pude, logré apagarla.

Me giré hacia el otro lado para buscar el cálido y agradable calor que desprendía el cuerpo de mi novio pero hice puchero al darme cuenta que él no estaba en la cama. Su lado se encontraba vacío y algo frío por lo que supuse que se había despertado ya hace tiempo.

Pero al menos había dejado a un reemplazo, al mono, el cual aún tenía puesto uno de los pañales con los que estuvimos practicando anoche.

—Hola bebé —susurré mientras acariciaba mi vientre.

Aún no llamaba a feto-bebé por un nombre. John y yo no estábamos seguros de cual elegir, habían tantos, ¡y todos nos gustaban! No podíamos decidirnos por uno. Sin dudas ese libro que nos regaló Julia no fue de ayuda sino que nos alteró aún más.

—John y yo te buscaremos un nombre bonito, no te preocupes —le dije a mi vientre. —Ahora vamos a hacer pipí o me explotará la vejiga.

Con suma dificultad, me levanté de la cama. Estaba que explotaba. John tenía razón, ¡era un globo aerostático! ¡Un maldito zeppelin! Uno que en cualquier momento estallaría, y si no era por feto-bebé sería por la orina que me estaba aguantando.

Me coloqué las pantuflas y salí lo más deprisa posible del dormitorio. Caminé hacia el baño pero cuando quise abrirlo algo, mejor dicho alguien, me lo impidió.

—¡Está ocupado! —exclamó detrás de la puerta el señor Fishwich.

—¿Se va a tardar mucho? —pregunté mientras daba pequeños brinquitos en el lugar, sentía que me iba a explotar la vejiga.

—Pues... Si. Parece que esto va a llevar tiempo —escuché que murmuró.

—Agh está bien, iré al baño de abajo, no se preocupe.

—¡Lo siento! —se disculpó cuando me dirigí hacia las escaleras, las cuales bajé con sumo cuidado. Peldaño por peldaño.

Fue cuando estuve en la sala que escuché unos murmullos que provenían desde la cocina. Pude reconocer de inmediato la voz de mi novio y la de su tía.
Me olvidé por un momento de mi "urgencia" y me acerqué hacia el umbral para escuchar la conversación que aquellos dos tenían.

—Me imagino que te está yendo bien en el colegio —le dijo la mujer a su sobrino.

—Si, en unos días será mi graduación. Estás cordialmente invitada, también tu novio —dijo.

—¡Winston, ya basta con eso! —exclamó haciendo que su sobrino se riera a carcajadas.

—Ya, Mimi. Es bastante obvio.

—No sé de qué me hablas —negó ella haciéndose la desentendida. —¿Y...cómo le fue a Paul con su padre? —preguntó cambiando el tema a su favor.

—Bien, bueno... Paul necesitaba hablar con él y quitarse lo que tenía encima, eso le hizo muy bien —dijo John.

—¿No se reconciliaron?

—¿Cómo se van a reconciliar, Mimi? Ese hombre lo abandonó, y no solo una vez sino dos. Además Paul no lo quiere en su vida.

—Pero es su padre, John.

—¿Y eso qué? Que uno tenga padre no significa que lo tiene que adorar, querer o perdonarle todo. No, no es así.

—¿Lo dices por Alfred?

John se quedó callado, y yo asomé un poco mi rostro para observarlo; él estaba con la mirada clavada en la taza de té, se lo notaba algo desanimado. Sabía que él tema aún lo atormentaba.

Intersexual ○○Mclennon [MPreg]○○ Where stories live. Discover now