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Capítulo veinticuatro. "Viaje"
Cinco y media de la tarde. Era la hora de partir hacia nuestro viaje, ya habían pasado dos semanas desde el inicio de aquellos recuerdos y, mi melancolía hacia el cielo.
—Todos suban al autobús, los asientos de ida serán los mismos que para el regreso—Explicaba el hombre que guiaba al grupo;nuestro profesor.
—¿TaeHyung, quieres ir conmigo? —Preguntó Haneul acercándose a mí.
Simplemente asentí, hoy empezaría a centrarme en lo que mis hermanos exigieron. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ...
—TaeHyung, te has descuidado demasiado. Le has dejado sin compañía y sabes que en cualquier momento ellos pueden llegar—Seokjin me regañaba.
—Lo sé, pero no sucedió nada—Comenté.
—¿y quién nos dice que no pasará en un futuro? —Namjoon contraatacó.
—Nadie—Respondí a la vez que bajaba mi cabeza.
—Tendremos que incrementar la seguridad. Ahora la cosa es, Zero quiere a la chica de esposa y si ella acepta eso será un problema—YoonGi recordó la situación.
—Ella no aceptará si no está enamorada —Jimin habló.
—Una buena idea, ¿hay alguien que le atraiga? —Jin preguntó.
—Creemos que Jung Hoseok, el ángel encubierto—YoonGi observó a todos los presentes en la sala por unos segundos.
—Pero TaeTae puede intentar hacer que ella se enamore de él, así ella no se separaría de él por mucho tiempo—Jimin ofreció su plan.
—No, no podemos hacer eso. Sería evidente lo que querríamos hacer a los ojos de Zero—Namjoon negó.
—Además—Seokjin se giró a verme—, tu trabajo es protegerla, no enamorarla.
Tenía razón, yo no podía incluir sentimientos en trabajo. Y ese fue y era mi error. Asentí.
—Eso haré—Le dije—, me desharé de lo innecesario y cumpliré con mi trabajo.
—Eso está bien. Intentaremos de que Jung Hoseok nos ayude, después de todo, al Cielo en parte también le conviene—Nam finalizó. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ...
—Bien, entonces vamos a sentarnos-Me llevó dentro del transporte—, ¿nos hacemos en el medio, adelante o atrás? —Preguntó Haneul sacándome de mi recuerdo.
—En el medio está bien—Dije. No me importaba donde estuviésemos, siendo sincero.
—Me haré en el lado de la ventana, ¿eso está bien?—Asentí.
El camino era largo, sin embargo me encargaba de mirar a nuestro alrededor de vez en cuando por si había algo sospechoso, mis hermanos advirtieron que dentro de poco tendría inconvenientes al iniciar el trayecto. Fruncí en ceño ante no ver nada ¿Por qué quería llevarnos tan lejos?. Seguramente estaríamos yendo hacia su trampa. Si es que había.
Todos dormían, era evidente el cansancio que tendrían al estar cinco horas y las que faltaban en la misma posición. Aunque en realidad yo también me sentía cansado, aunque tendría que gastar mis energías de reserva por si algo llegase a pasar, quizás esté siendo paranoico. Un golpe seco en la ventana me hizo girar hacia mi acompañante, temiendo que algo le hubiese pasado. Pero no, reí un poco con un volumen bajito; ella se había golpeado en la cabeza mientras dormía. "Es tu prioridad" escuchaba a mi hermano mayor en mi cabeza. La tomé delicadamente y la acomodé entre mis brazos, si algo le sucediera no tendríamos nuestra ficha para terminar la guerra. Aunque un golpe no sería mucho, pero aún así algo podría suceder. Me sonrojé un poco al sentirla tan cerca de mí, nunca habíamos tenido una situación parecida. Me regañé internamente. Es solo trabajo, TaeHyung, únicamente trabajo. Sin embargo, todavía sentía que algo iba a suceder, así que ignoré mis sentimientos y continué vigilando.
Ya era bastante de noche, llevaba todo el camino despierto y podía sentir el cansancio sobre mí, aunque fuese un poco. Además de que sentía unas enormes ganas de mirar el cielo, sin saber la razón. Tomé mi celular y observé la hora. Las dos con cinco minutos de la madrugada. Me estremecí ante un repentino helaje, pero al parecer fui el único que lo sintió, los demás seguían igual. El objeto en mis manos vibró, era un número desconocido.
"Ten cuidado". Me confundí ante el mensaje. ¿Qué iba a suceder? Ahí me dí cuenta, por un impulso giré a ver al que dirigía el bus. El conductor no era un humano normal; era el enemigo personificado, mi teléfono empezó a vibrar de más y agradecí en parte tenerlo sin sonido, contesté.
—Escúchame bien TaeHyung—Era Jungkook. Se escuchaba bastante agitado—. Solo escúchame, no hables—Advirtió—. Ahora mismo están dirigiéndose hacia una zona bastante alejada del país. No hay casi nada allí. Él va a hacer que tengan un accidente una vez estén llegando, lo tiene todo planeado. Lo único que te pido ahora es que hagas una de tus cosas de príncipe del mal o lo que sea, y con tus tonterías armes alguna situación y salves la vida de todos los presentes allí, porque si no, todos morirán a excepción de ella y tú. Pero ambos se irán por caminos separados—Se quedó en silencio—. Queda poco para llegar, por lo tanto, queda poco para que idees una forma de salvarlos—Finalizó el tema—. Estaré allí dentro de un rato, ya no quiero formar parte de ésta guerra y si aliarme con tu bando es lo correcto y es lo hará que el caos finalice, lo haré. Espero que me aceptes de nuevo, hyung.
Y cortó.
(🕸️) ੈ⨾Jeon Jungkook, ¿qué es lo que tú planeas?.
Personaje desconocido.
Dudé al estar frente a la puerta. Habían pasado ya veintitrés años desde la última vez que nos vimos, y por primera vez en tanto tiempo volví a sentir miedo. ¿Seguirían igual? Toqué el timbre con inquietud, tenía miedo del cómo reaccionarían ambos al verme, después de tantos años de vivir una mentira. Tardó unos minutos pero al final la puerta se abrió. Su figura apareció en mi campo de visión, ella seguía siendo la misma. Algo adormilada y con una expresión de molestia no se había percatado de quien era.
—Sigues siendo la misma, dulce Rae—Ella pareció recordar mi voz.
—¡¿Cómo es qué...?!—Preguntó con los ojos grandes de la sorpresa—, no, eso no me interesa. ¡Estás viva, Minnie! —Se lanzó a mis brazos.
—No me iré de nuevo —Sonreí mientras sentía como la mujer soltaba unas lágrimas —, pero antes quiero hablarte. Quiero saber qué está sucediendo, porque esa es la razón del porqué estoy aquí.
—Te lo diré todo, pasa, podemos dormir más tarde—Se separó y me guió hasta su cocina.
—Y bien, ¿qué ha pasado?—Observé a mi mejor amiga.
—Pues todo es tal cómo lo dijiste -Me miró mientras me tendía una taza de té negro-, todo sigue igual.
