Capítulo 20: Luna de Miel o de Hiel

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POV Alex

Bajamos a desayunar en el restaurant del lujoso hotel.

Ambos caminábamos muy callados, pero tomados de la mano —fingiendo ser una pareja de esposos muy enamorados—. Malfoy tenía una sonrisa en los labios, como si de verdad estuviera dichoso de estar casado conmigo.

Que buen actor es, pensé amargamente, tan solo verlo sonreír con tanta facilidad me daba nauseas.

En cambio yo solo fingía una sonrisa mediocre, que estoy seguro que si me miraban bien, se darían cuenta de lo mala actriz que soy.

Nos dirigimos hacia la mesa más apartada del restaurant. Ya iba a retirar la silla para sentarme, cuando una mano pálida la retiro primero para que yo me sentara.

—No era necesario que hicieras eso —le aclaré, cuando ya estaba sentada.

—Ante todo soy un caballero —sonreí sarcásticamente—, y aunque tú seas una muggle... —no terminó su frase—, además recuerda que nos vigilan. Así que sonríe, parece que vienes de un funeral.

Al rato llego un mesero con las carta del desayuno, evitando que yo le responda a Malfoy.

—Buenos días, señores Malfoy —saludó amablemente.

—Buenos días —respondí, en cambio Malfoy solo asintió con la cabeza.

Nos extendió las cartas del desayuno.

—Luego vendré por para tomar su orden —dijo el chico que nos atendió, para luego dar media vuelta.

Yo cogí la carta, pero no la miraba. Aun pensaba en que si Malfoy se atrevería a encerrarme en su mansión. Y aunque no quiera reconocerlo, sabía que si Malfoy quería, me encerraría en su mansión, no por nado fue un mortífago por un tiempo. Tenía que irme con mucho cuidado con él.

Tengo que estar alerta, me dije.

—Señora, señora... —escuchaba a lo lejos.

—Cariño, te están hablando —Malfoy me apretó la mano ligeramente, y ahí recién pude darme cuenta de que el mesero había regresado y esperaba que ordenará mi desayuno.

—Lo siento —me disculpé.

—No se preocupe, señora Malfoy —sonrió—. ¿Cuál es su orden?

—Solo ensalada de frutas y jugo de naranja —dije distraídamente.

—¿Solo eso desayunaras? —me preguntó Malfoy, cuando el mesero fue por nuestros desayunos.

—No tengo apetito —respondí.

—Pues como quieras —dijo Malfoy—. Y sonríe un poco, ¿quieres? Recuerda que nos vigilan —susurró esto último.

Muy a mi pesar tuve que fingir una sonrisa. Si ya había llegado al punto de casarme con Malfoy, entonces también tenía que poner de mi parte para que toda esta farsa no se descubra. No me perdonaría que algo les pase a los Malfoy por mi culpa. Ahora, aunque parezca extraño, los Malfoy dependen de mí si quieren estar seguros.

El mesero llego al rato con nuestros desayunos flotando a un costado de él. Los levito hasta que los platos se colocaron sobre la mesa. Pero yo no sé ni para que ordene el desayuno, no me pasaba nada, lo único que hice fue tomar unos cuantos sorbos del jugo de naranja, pero la ensalada solo la revolví.

De vez en cuando miraba para los lados, queriendo encontrar a esa persona que nos vigilaba, pero no pude distinguir a nadie sospechoso, todos estaban en lo suyo.

Me Enamoré de una MuggleWo Geschichten leben. Entdecke jetzt