El armario.

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Estoy frente al espejo con Marcos detrás y sin pensarlo dos veces corto un mechón de pelo, me miro al espejo y Marcos me mira sin mediar palabra.

Cuanto más mechones corto, más lágrimas caen de mis ojos. Las lágrimas que salen ya no son de impotencia, ya no son de rabia, por una vez siento alivio al pensar en el pasado.

Cuando termino me dejo caer al suelo y cierro los ojos pensando si ha sido buena idea.

- ¿Qué ha pasado? - Me pregunta Marcos sentándose a mi lado.

Miro al gallego pensando si contárselo, nunca he tenido el valor de contárselo a nadie pero él me inspira confianza. Siento una pesadez en el pecho que tengo que liberar y pienso que es una buena oportunidad.

- No lo sabe nadie, prométeme que no se lo dirás a nadie. - Le digo mirando sus ojos y él me asiente. - Tenía unos seis años cuando llegué aquí y hasta los once años el padre de Iván venía mucho al internado. He visto como le ha pegado palizas a él, a su mujer... Es un cabrón.

Detengo mis palabras para coger aire y cierro mis ojos para que las lágrimas no salgan sin control.

- No contento con eso, estuvo violándome cinco años. - Tras mis últimas palabras me mira sorprendido. - Te doy pena, eso es lo que me dijiste, es normal. Solo quería acercarme a Paula para que no tuviera la misma mierda de infancia que yo. Perdona si te ha molestado.

- Joder, - Es lo único que responde. - ¿Lo sabe Iván?

- Ya te he dicho que no lo sabe nadie. - Le digo limpiando mis lágrimas. - No se lo digas a nadie, y menos a Iván.

Me levanto y me acerco al lavabo para lavarme la cara.

- Siento haber sido tan duro contigo. - Me dice el rubio.

- Tranquilo, ahora haremos como si nada. - Le digo caminando hacia fuera. - ¿Vienes?

Vamos caminando por los pasillos en silencio y oigo a Carolina llamando a Marcos.

- Yo me voy a ver a Iván. - Le digo a Marcos cuando Carolina se acerca a él.

Voy caminando ensayando mi sonrisa falsa, quizá me haga actriz y todo.

Camino sola, dejando atrás a mis amigos, y entro en la habitación de los chicos tras tocar la puerta.

Al entrar veo a Victoria de pie, a Cayetano tumbado en la cama y a Iván apoyado en el escritorio.

- ¿Te has cortado el pelo? - Me pregunta Victoria al verme.

- No, me ha encogido. - Le digo sarcástica y Cayetano ríe.

- Qué guapa estás Nae. - Dice Iván acercándose a mi con algo en la mano. - Te falta esto.

Miro su mano y veo unas gafas, mis gafas.

- Héctor insiste en que las lleves. - Me dice poniéndomelas. - Ha confiado en mí, no me hagas quedar mal.

- No me necesitas a mí para quedar mal. - Le digo bromeando y quitándome las gafas.

- Toma ya. - Dice Cayetano y Victoria ríe.

Justo en este mismo instante Roque aparece por la puerta y saluda desanimado.

- Muy bien Nae, así que esas tenemos. -Dice Iván ignorando a Roque y acercándose a mí mientras yo me escondo tras Roque para que no me haga cosquillas.

- Roque, - Me posiciono detrás suya. -  Ayúdame con tus músculos de gigante.

Roque ríe y hace como que se pelea con Iván, ya está más animado, y yo también, es cierto que no sé lo que le pasa últimamente pero está decaído.

El Hada Negra De La LagunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora