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"Hijo de una culpa que nunca fue suya, con el peso de una cruz que dolorosamente acuna. Arrastra sus días con cadenas. En la sombra de un acto que el cielo ensombreció, yace un hombre a quien el destino despojó."










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A pesar de los gruesos muros de la casa, la cacofonía de la ciudad penetraba sin cesar en cada esquina. Bocinas, gritos lejanos y el incesante murmullo de la multitud formaban una sinfonía urbana ininterrumpida. Yoongi, con una mezcla de preocupación y frustración, escuchaba atentamente a Jungkook, quien relataba la desaparición abrupta de su madre. La noticia había llegado como un relámpago, dejando una estela de confusión y miedo. Mientras El menor hablaba, Yoongi no solo escuchaba, sino que también trataba de ordenar los hechos, de dar sentido al caos. Sabía que su hermano menor se encontraba en el centro comercial con sus amigos, y probablemente ya estaba al pendiente del caos que aumentaba con cada minuto que pasaba.

Yoongi, quien realmente desconocía la situación allá afuera fue a encender el televisor. Se mantuvo paralizado ante la pantalla, las imágenes parpadeando en un sinfín de horrores que desafiaban la realidad. La habitación estaba en silencio, salvo por las transmisiones caóticas que emanaban del televisor. Namjoon le había hablado de rumores en la calle, de un brote de violencia inexplicable, pero esto era algo que ningún rumor podría haber capturado completamente.

No eran solo peleas o disturbios; era como si la civilización hubiera colapsado en un instante. La gente común había sido transformada en bestias, cazando y siendo cazadas. La resonancia del miedo se mezclaba con la confusión en la mente de Yoongi. Se preguntaba cómo podía suceder esto, cómo el mundo que conocían podía girar tan rápidamente hacia el caos.

Junto a él, Jungkook aún no había dicho una palabra. Su mirada estaba fija en las atrocidades que se desenvolvían ante ellos, su imperturbabilidad envuelta en una quietud que rayaba en lo irreal. No era la calma de quien ha aceptado la situación, sino el shock de quien aún no puede procesar la magnitud de lo que está presenciando.

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