10. Dosis

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En un lugar penoso, destructivo, se escribe un poema, mientras una dosis de rencor recorre el espacio.

Sin rimas, sin llantos. Enriquecedor para la mente de un poeta perverso.

Y aquí va, llegando ese amor perfecto que lo cambia todo.

Y luego caemos conscientes, el amor perfecto no existe.

Y en el fin de los cuentos, los buenos somos los títeres de un juego corrupto, para luego caer en las últimas líneas.

La dosis pasa saciada en la anatomía humana, pero nadie se dio cuenta de algo:

El corazón demanda, pero la mente del poeta perverso se revela en llamas.

Desvelándome en letras © [COMPLETA✓] Where stories live. Discover now