El Vagabundo

3 0 0
                                    


            ¡Vaya, pero que calor de los mil infiernos! Me duele la cabeza, creo que debí pensarlo mejor antes de huir, estoy cansado, hambriento y sin nada que hacer más que escribir en este mugriento cuaderno, aguantándome las ganas de empezar a comerlo ya que es lo único que me mantiene cuerdo en este sendero de tierra caliente solitario.

Hombre, llevo cerca de dos semanas vagando de aquí para allá, sin un rumbo fijo. Al menos debí planear esto mucho mejor como, no sé, tener una especie de meta con un motivo noble que la impulse; como buscar a mis padres, descubrir mis orígenes, o ser actor, yo que sé. Sin embargo, no le veo el sentido a esto, simplemente no tengo ganas de esto.

Sigo caminando por este sendero solitario mientras escribo lo que acabo de decir cuando de repente ciento un fuerte golpe de frente que me hace caer sentado y veo que frente a mi esta un maldito idiota rubio que obviamente fue el causante de la colisión de la cual fui víctima; él se levanta y yo también dispuesto a darle una lección a ese imbécil.

"¿Qué demonios te pasa, acaso no ves por dónde andas?" – Critique con fuerza.

"Lo siento viejo, estaba corriendo pero tú tampoco prestabas mucha atención al camino mientras leías tu libro" – Se defendió el idiota, quitándole importancia al asunto.

"Este... como sea, esto no es un libro, es un cuaderno; y no estaba leyendo, estaba escribiendo, además..." – tiene un punto a favor allí, pero no voy a echarme para atrás.

En eso se escuchan unos pasos acercarse con rapidez a nuestra dirección. Cuando volteo puedo ver a un grupo de personas corriendo hacia nosotros. El tipo delante de mi sale corriendo dejando atrás su bolso y mientras corre me grita.

"Hasta pronto viejo, tengo que irme, nos vemos luego. Lo siento."

"No huyas cobarde" – recojo su bolso con la mano izquierda – "se te queda esto imbécil... ¿Pero qué?"

Para cuando volteo ese tipo ya no está. Vaya sí que corre rápido, pero bueno, ahora que lo pienso bien siento un peso inusual en el bolso que acabo de recoger. ¿Qué demonios trae aquí? ¿Piedras? Me pica la curiosidad por saber que trae, pero no me da tiempo ni de echar una ojeada porque las personas que corrían hacia nosotros se han detenido en frente de mí, y no tienen una expresión muy amigable que digamos.

"He tu canalla, ¿Cómo te atreves?" – Gruño un hombre al frente de la multitud.

"¿De qué demonios me hablas?" – Pregunte, notando como las personas empezaban a rodearme.

"No te hagas el inocente que ese bolso te delata, ladrón." – bufo una mujer.

"¿Qué? Pero si este bolso no es mío, es de... - intente explicar, pero recordé que el dueño se había escapado – "un sujeto, no sé quién era pero salió corriendo y lo dejo aquí."

"Si claro, y te creímos." – gruño un anciano.

"De seguro es cómplice del chico rubio y nos está distrayendo para que el otro pueda escapar." – aviso una mujer más joven que la anterior.

"Dinos en donde está el otro ladrón." – exigió otra mujer.

"¡Ya les dije que no sé de qué me hablan!"

"Si claro, ¡Dale Duro!" – ordeno el primer hombre.

"Sera un placer." – Escuche a alguien decir de tras de mí.

" – Escuche a alguien decir de tras de mí

Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.
Las Crónicas de Soul: Principio OscuroOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz