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AIDEN.

Aquellos ojos castaños contenían incertidumbre mezclados con miedo y por alguna extraña razón aquello le hizo sentirse mal, ¿Por qué demonios le afectaba que ella le tuviera miedo? El odio que sentía jamás cambiaria.

-Escucha... -Hablo lo mas tranquilo que pudo- esto nos conviene a los dos.

El rostro de Zaira formaba una linda mueca, parecía no ver la ventaja de aquella situación, admitía que tiene sentido que desconfiase de él. Aiden no era ningún santo ni perita en dulce, estaba hecho un guerrero en todos los sentidos y ella era su enemiga.

-¿En que sentido? -Cruzaba lo brazos y mantenía una postura firme y retadora, aquello lo excito, su pene se endurecía bajos sus pantalones de cuero y agradecía tener en estos momentos una playera lo suficientemente larga para que le cubriera. Apretó los dientes ante la reacción de su cuerpo hacia aquella mujer menuda y simple- No voy ayudarte a encontrar algo me mate, no soy tan estúpida, Aiden.

La irritación comenzaba a bullir en su interior, sus manos cosquillaban por apretarle el cuello y hacer que dejara de ser tan tozuda. Ella sabia como sacar dos lados diferentes de él.

-¿Qué acabo de decirte? -Tomo una respiración profunda para no acabar discutiendo con Zaira.

-Que necesitas encontrar un libro para matar a mi hermana, ¿Qué me asegura que no harás lo mismo conmigo?

Se dejo caer en el sillón con desgano, aceptaba que tuviera sus dudas ¿pero cuantas veces tenía que decirle que no iba a matarla? Se acomodo en una pose sexy y sonrió con su mejor sonrisa de niño bueno.

-Van cinco veces que te dijo que no voy a matarte ¿Cuántas mas necesito decir para que me creas? Te aseguro que no te estoy mintiendo, el sabor de las mentiras no es algo que me guste saborear.

-Unas 100 veces más. Me has dicho cuanto me odias desde que nos conocimos y déjame decirte que es normal que yo dude de ti.

La actitud desafiante de Zaira le sorprendía en cierta manera, anteriormente ella siempre mostraba reservada y sumisa, pero en estos momentos era como ver de nuevo a Elais y algo nuevo. La forma en que cruzaba los brazos sobre sus pequeños y hermosos pechos hacia que se resaltase de forma generosa, el vestido veraniego que llevaba la hacia lucir bonita e inocente, su suave piel se veía suave y aterciopelada, por un segundo sus manos cosquillaron por tocarla y saber si era tan sedosa a como se ve, reprimió su impulso e hizo una mueca, ¿cómo demonios podía sentirse atraído por esta mujer? No debería estar empalmado, ni sentir absolutamente nada sin embargo aquí estaba él, excitándose y odiándose al mismo tiempo. ¡Aaah! ¡Era un maldito enfermo!

-¡Bien! -Alzo los brazos en son de rendición. ¿Ahora qué? En verdad le daban ganas de zarandearla para que dejara de ser tan reticente. - hagamos un trato, si tu me ayudas a encontrar el libro, yo acepto a ser tu protector...

Situaciones drásticas medidas locas. Si la odiaba pero si recapacitaba un poco sobre su situación y lo que el frígido de Jeliel le estuvo diciendo hasta lavarle el cerebro, Zaira podía ser una prueba, tenia un pasado con ella, uno muy tormentoso y si no lograba superarlo jamás avanzaría, ya es hora de dejar ser berrinchudo y rencoroso por un buen tiempo eso no significase que le estaba perdonando del todo mas bien se encontraba en un punto en donde estaba analizando su situación, puedo que actuase demasiado respecto a sus emociones y no lógicamente. ¡Es hora de tener la cabeza fría Aiden!

-¿Mi... protector...? -Tartamudeaba, eso le resulto divertido- no entiendo...

Frustrado ante su sorpresa e ingenuidad volvió a cerrar los ojos y a respirar metódicamente para bajar su irritación, no podía ahorcarla, respiro profundamente para calmar su temperamento una vez controlado volvió abrir los ojos.

5. EL CORAZÓN DEL ARCÁNGEL (Evil 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora