Capítulo XXX

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La Verdad

"El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla". -Isabel Allende.

     Entré a la casa, dejando atrás y bajo tierra a la única persona que convertía ese lugar en un hogar. Al hacerlo, noté lo destrozada y llena de sangre que estaba la casa, así como también lo lleno de sangre que estaba yo: Al parecer, al cargar a Nevado me había ensuciado y, al cavar las tumbas, me había llenado de tierra. Respiré hondo, pues aún no me había recuperado del todo de mis heridas, antes de decidir lo que iba a hacer.

- Debo limpiar esto. -Pensé. En otra oportunidad, simplemente fuese huido de la casa tal cual como hice con la de mis padres, para así no ver y recordar nunca más lo que allí pasó; no obstante, es en esta casa donde estarán las pistas que me mostraran el camino a seguir para "Encontrar" lo que Emma quería que encontrara, por lo que no podía abandonar dicha morada. Empero, tampoco era sano para mi mente buscar en una vivienda llena de sangre y destrucción, recuerdos pues de la pérdida que acababa de tener.

     Así pues, decidí, antes de iniciar mi búsqueda, limpiar toda la casa, por lo que me dirigí a la cocina y busqué un par de paños, para luego ir a la despensa en busca de recipientes para almacenar agua. Una vez hecho, introduje los paños en ellos y los llené de agua proveniente del grifo, y así empezar a limpiar.

- Siempre termino limpiando tus desastres. -Le dije mentalmente a Em, recordando aquella vez en la que estuve en la misma situación, estando la sala ensangrentada por la herida de bala que había recibido Emma al salvarme de aquellos Soldados.

     De esta forma, empecé limpiando la despensa, lugar en el cual había mucha sangre acumulada. Lentamente, y luego de muchos cambios de agua, pude borrar en su mayor parte las manchas de sangre de Emma y de Nevado, pues aún en el piso se veían algunos que otros indicios que constataban lo que allí había pasado. Aproveché la ocasión y busqué un mapa en la despensa, pues quería aprovechar la limpieza de la casa para también reunir pistas; teniendo ya el mapa en mis manos, lo guardé en el bolsillo, salí de la despensa y cerré el lugar.

     Ahora en la cocina, repetí el mismo procedimiento que en el lugar anterior, limpiando afanadosamente el piso, la mesa y la puerta de la despensa. Una vez terminado, me senté en la mesa y saqué el mapa, para luego abrirlo y ojearlo.

- Si Emma quería que encontrara una iglesia... -Dije, para mis adentros. -... tengo que saber dónde están las iglesias de la ciudad. -Culminé, visualizando algunas de ellas marcadas en el mapa. Eran muchas más de las que imaginaba, llegando a sobrepasar incluso la decena, no obstante, debía cumplir la promesa que le había hecho a Emma a los pies de su tumba.

     Así pues, ya habiendo conocido una de las posibles repuestas al misterio dejado por Em, decidí dirigirme a la sala, lugar el cual, una vez más, limpié cuidadosamente. Ordené muy bien el lugar, deshaciéndome de aquello que ya estaba roto y, una vez todo ordenado y limpio, me dispuse a buscar indicios que me ayudaran a descifrar algunos de los misterios dejado por Emma; no obstante, el lugar no tenía mucho que ofrecer, por lo que descarté rápidamente la búsqueda allí.

     En cambio, dirigí mis esfuerzos en terminar de limpiar la casa, ahora iniciando por las escaleras. Según pareciera, alguien rodó por ella pues la forma de las manchas de sangre lo hacían evidente; espero que haya sido el agresor y no Emma. Así pues, de la misma forma que en la sala, era inútil buscar pistas allí, por lo que una vez limpiado todo me dirigí al único lugar donde quedaban manchas de sangre: El pasillo del segundo piso.

     A pesar de que la sangre no llegaba al cuarto de Emma, decidí ingresar allí primero en búsqueda de respuestas. Sinceramente, me daba un poco de pena pesquisarle el cuarto a mi amiga, aún más estando difunta; no obstante, era necesario pues mi sed de respuestas era inmensa. Una vez dentro del lugar, decidí revisar su armario, lugar en el cual no encontré nada fuera de lo común; así pues, también revisé su baño, cama y mesa de noche, pero aun así no encontré nada.

En la Sombra de los SoldadosWhere stories live. Discover now