Dicen que la vida da vueltas inesperadas, e Isabella lo comprobó hace un par de años al enterarse que era una princesa y nosotros la acompañamos en todo el proceso de aceptación, los problemas que ese giro dio a su vida y la ayudamos a encontrar al...
Por fin hoy estaba cumpliendo 22 aunque no estoy segura si debería emocionarme, pasaría mi cumpleaños comiendo con con personas que no conozco, y todo por culpa de Gideon.
— Feliz cumpleaños Princesa Isabella — me dijo Ann en cuanto entró a mi habitación.
— muchas gracias — le dije con una sonrisa.
— tomé, me atreví a traerle un pequeño regalo, espero y le guste — dijo dándome una caja muy bonita.
— muchas gracias Ann, es muy hermoso — dije al ver el bello pasador para cabello — definitivamente me lo pondré hoy — concluí antes de abrazarla.
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— también trajeron esto para usted, dijeron que era para que lo usara hoy — dijo Ann entregándome una caja más grande.
— ¿quien lo trajo? — le pregunté mientras abría la caja.
— no lo sé, una de las doncellas lo trajo, solo dijo que era de alguien de palacio — respondió Ann.
Al abrir la caja lo primero que vi fue una nota que con pluma dorada escribía "Feliz Cumpleaños Isabella" y luego más abajo decía "se que odias los vestidos así que por esta vez romperemos las reglas" no estaba cien por ciento segura de quien era este regalo pero tenía una idea y aún que estaba enojada con él creo que el día de nuestro cumpleaños podríamos hacer una tregua, además yo también tenía un regalo que darle. Saque el papel que envolvía el regalo y me encontré con unos hermosos pantalones cuadriculados, un suéter blanco ya que en septiembre hace un poco de frío y unos lindos tenis blancos, era el atuendo perfecto.
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Ann me ayudó con mi maquillaje y peinado, aunque iba a pasar el día comiendo con el sultán Emir algo, por lo menos iba a lucir bien. Ann me hizo una media cola usando el broche que me dio, me maquillo muy sutil y me ayudó a elegir un bolso bonito, estaba lista para bajar a desayunar, ya quería ver que habían preparado los chicos...
Llegué al comedor pero nadie estaba ahí, ni de Lucas y Elena había rastro, ni siquiera de Gideon que tenía que salir con él, tal vez y aún era muy temprano, eran las 7:00 ahora desayunaríamos antes.
