Capitulo 18: Venecia

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Ya era un nuevo día, era temprano por la mañana y acababa de despertarme, estaba acostada aún en la cama y Gideon me abrazaba, él aún dormía, no pude evitar verle y sonreír. Ayer después del beso en la plaza de Trevi Gideon y yo habíamos decidido que lo mejor era mantener esto en secreto, se suponía que yo estaba saliendo con Jeremy y mientras eso no se arreglara no podíamos hacer nada, ya nos habíamos arriesgado mucho ayer, pero vamos estamos a miles de kilómetros de nuestros reinos, aquí era más seguro. Y en cuanto a nuestros amigos, Gideon dijo que sería divertido ver quien nos descubría primero, yo aposté por Lucas, ya que nos conocía muy bien, pero Gideon puso su confianza en Emet. Gideon se removió en la cama, yo cerré mis ojos fingiendo dormir, pude sentir la mirada de Gideon sobre mi y luego su mano acomodar mi cabello. Abrí mis ojos y Gideon sonrió, yo di un beso rápido en sus labios y me puse de pie.

— ¿ya estabas despierta? — preguntó sentándose.

— si, hace un par de minutos, pero no quería despertarte — dije buscando entre mis cosas. Hoy teníamos que tomar un tren hacia Venecia y teníamos que estar antes de las ocho en la estación, pasaríamos un par de días ahí y luego regresaríamos para despedirnos del señor Marco y la Señora Marena.

— ¿así que no querías despertarme? — preguntó abrazándome por la espalda, yo me puse nerviosa pero no pude evitar sonreír, comenzar a salir con Gideon de nuevo era aún más romántico y lindo de que cuando comenzamos a salir la primera vez...

Gideon y yo ya estábamos listos, pero aún no queríamos bajar, eso implicaba comenzar a disimular en frente de los chicos y era difícil ya que aunque suene cursi en lo único que pensaba era en ir de la mano con Gideon y abrazarlo.

— ¿y si me das un último beso y luego bajamos? — pregunté antes de que Gideon pudiera abrir la puerta.

— Isabella se nos hará tarde — dijo pero yo sabía que él también quería. Hice puchero y el sonrió.

— uno más — dijo para luego besar mi mejilla.

— ese nos es un beso — le reclame

— ¿a no? ¿Y como es uno? — me preguntó. Yo me puse en puntitas y lo bese en los labios, Gideon tomo mi cintura y sonrió antes de volver a besarme, en eso estábamos cuando la puerta se abrió de golpe, haciendo que ambos nos separáramos de inmediato, yo me puse nerviosa, Gideon se aclaró la garganta.

— ¿que quieres? — le preguntó con enojo a Lucas.

— que amargado — le dijo a Gideon, Gideon lo vio mal

— Lucas — le dijo, yo no podía ni hablar.

— como sea, los chicos querían saber si ya están... esperen — se interrumpió a si mismo — ¿por que estas tan roja? ¿Que estaban haciendo? — preguntó Lucas achinando sus ojos.

— ¿nosotros? Nada, solo tengo calor, es todo — dije yendo a por mis cosas.

— Es mejor que nos vayamos ya, o se nos hará tarde — largo Gideon tomando su maleta de mano y la mía, solo llevaríamos eso, lo demás lo dejaríamos aquí, de igual forma íbamos a regresar. Lucas no dijo nada más, los tres bajamos pero a pesar de todo yo no podía dejar de sentirme feliz...

Llegamos a la estación de trenes justo a tiempo, nos despedimos del señor Marco quien nos había hecho el favor de traernos.

— Suerte chicos y diviértanse — dijo despidiéndose con la mano.

— ¿en que vagón están? — le pregunté a los chicos.

— Lucas y yo en el primero — respondió Elena con una sonrisa.

Operación ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora