Capítulo 7

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Una vez recuperada la paz, lo cual constó en la separación a la fuerza de los hijos de Poseidón, todos ocuparon los respectivos lugares que usaban previamente. Orion volvió al resguardo de la diosa de la luna, quien miraba con sentimientos confusos a Percy, ya que parte de ella quería reclamarle su accionar contra el oso de felpa, mientras que otro tan solo quería felicitarlo por lo bien que había obrado en contra de un mal hombre.

-Por qué...Por qué no mejor continuamos? – un poco acongojado aún por lo que atestiguó, el muchacho rubio que se ocultaba en todo momento habló.

-Sí, es cierto! – la siempre feliz Medea Lily apoyó la moción, aunque tampoco podía negar lo serio que lució Percy cuando lidió con la versión alterna de su hermano muerto

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-Sí, es cierto! – la siempre feliz Medea Lily apoyó la moción, aunque tampoco podía negar lo serio que lució Percy cuando lidió con la versión alterna de su hermano muerto.

-Hmm...espero que no haya nadie más aquí con quien quieras demostrar tu enojo, Percy- Chiron miró al nombrado como un padre que le da una reprimenda a su hijo, aun si internamente avalaba sus actos.

-Si lo dices por Achilles y Atalanta, entonces no. A ella solo la conozco de las historias que Zoe solía contar durante la misión que tuvimos juntos para salvar a Lady Artemis y Annabeth. Y a él lo vi como un fantasma cuando me sumergí en el Río Styx para adquirir invulnerabilidad y enfrentar en igual de condiciones a Kronos- sin percatarse de lo impactantes que eran sus revelaciones, un tranquilo Jackson contaba mientras inconscientemente hacía girar el agua del vaso en un pequeño torbellino.

Tal era la sorpresa para todos, que los lanceros dejaron caer sus armas al igual que Chiron casi sufre de un infarto en su cuerpo espiritual. La fémina de cabello verde y rasgos felinos miró con preocupación a la deidad lunar, al mismo tiempo que las jóvenes muchachas sentadas junto al hijo de Poseidón se encargaban de picarle los brazos para comprobar la habilidad por la cual el hijo de Thetis era conocido.

-Hey! Auch! Dejen de hacer eso! – apresurándose en alejar las traviesas manos, a las cuales se le unieron también las de una alada mujer, Percy clamó con vehemencia.

-Por qué te quejas? Acaso no dijiste que tenías aquella maldición? – como si estuviese molesta por el hecho de que el pelinegro tuviese algo en común con el lancero de cabello verde que mantenía su distancia de ella, la menuda y estilizada dama de blanco pelo inquirió con la misma brusquedad que Clarisse La Rue.

-Tenía! La perdí al cruzar el Río Tiber con el fin de llegar al campamento romano! – luchando infructuosamente por unos segundos antes de lograr detenerlas, el Jackson exclamó.

-GRRRRROAAAR! – un gutural rugido atrajo la atención de todos, proviniendo del gigante musculoso que señalaba a un pálido entrenador de héroes.

-Ay, no! Creo que lo vas a matar! Y luego Gudako nos matará porque deberá convocarlo de nuevo! – extremadamente exagerado, el blondo que eludía como podía a la fémina encapuchada chilló.

Qué hiciste esta vez, Percy?Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon