Cap LI: Ilusion

564 36 68
                                    

Empezó como un día normal. Igual a todos los otos días de mi vida, salvo por el hecho de que, ése mismo día en la madruga había ocurrido lo mejor de toda mi larga. Siento que vuelo sobre un cielo lleno de algodones de azúcar en lugar en nubes, unicornios y todo aquello cursi que una enamorada dice e imagina.

—Pero miren si llego a dormir después de todo —la sonrisa burlona de Natasha me deja saber que esta al tanto de nuestra ausencia.

—Buenos días para ti también —replico.

Intento no darle una pista de sus dichosas sospechas ciertas. Estamos solas en la cocina, ni Tony ni Clint se encuentran aquí; deben estar duchándose o seguro terminaron ya de desayunar. Recién llegamos con Steve de nuestro paseo de anoche por la ciudad, él dijo que se iría a bañar y yo quise un vaso de jugo de naranja antes de ir a dormir un poco. La burlona, penetrante mirada de Natasha sigue cada uno de mis movimientos. Estoy que exploto, quiero saltar de la emoción y hablar con ella de algunas cosas de chicas, pero no se puede, hay cámaras y Tony revisa las grabaciones cuando se aburre. Lo ultimo que deseo es que el fornicador se entre de mi vida intima con Steve.

En mis tantos años de vida, y desde que salí de mi isla, no he dejado de aprender cosas sobre el nuevo mundo, entre ellas cómo hackear un algoritmo de Tony Stark; con unos cuantos clics en mi celular apago el sonido de la cámaras de la cocina.

—Cuando ni tú ni Steve llegaron al entrenamiento comencé a sospechar lo que ocurría.

—Steve y yo estamos lo suficientemente grandecitos como para pasar la noche fuera de la torre. —murmuro entre dientes, con la esperanza de que no me escuche.

—Lo sé —reconoce. Mueve la espuma de su café lentamente con la cuchara, se toma unos segundos para continuar—. ¿A dónde habrán ido los tortolos? detalles no quiero. El rubor en tu cara me dice todo lo que ocurrió allá afuera.

Levanto la vista del suelo encontrándome con los ojos picaros de Romanoff, escudriñan los míos. Me pregunto si así de intensa es cuando hace su trabajo de espía, si me pone una lampara en la cara y demanda respuestas, se las daré con detalles incluidos. Si casi doy el brazo a torcer no quiero imaginarme a Steve ahorita que venga; es peor mentiroso que un niño.

—Fuimos a dar una vuelta por la ciudad, acabamos en Brooklyn y decidimos quedarnos a dormir en un motel —veo la pared a sus espaldas—. Es todo.

—¿Todo? ¿segura? porqué jamás he visto que te brillen tanto los ojos desde que Steve te preparo esa cita en el balcón.

Lucho conmigo misma para esconder la sonrisa que comienza abrirse paso por mi cara.

—Fue la mejor noche de toda  mi vida. No sabes, las cosas se salieron de control. En un momento estábamos en mi habitación besándonos tipo Noah y Allie, al otro ya estamos en su moto sin rumbo y al segundo acabamos en Brooklyn. Le propuse quedarnos en un motel hasta que amaneciera, solamente fuimos para terminar lo que empezamos en mi habitación —digo. A estas alturas la sonrisa ya estaba en mi cara, desde el punto de vista de Nat debo tener una cara de loca. Para complementar mi recién narrada historia un largo suspiro se me escapa.

Los recuerdos se reproducen como una película, con banda sonora y todo. Sus manos sobre mi cuerpo haciéndome estremecer. Sus besos, sus dulces besos que me hacen delirar.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Tal Para Cual || Legends #1Where stories live. Discover now