Capítulo 3

267 28 2
                                    


Era el tercer día que quedábamos y recuerdo que nos habíamos vuelto un poco más cercanos, solo un poco. Entre los cuatro días que estuvimos sin vernos, yo me encargué de hablarte por chat y de hecho, te convencí de hacer una llamada. No sabes lo feliz que me hizo estar cuarenta minutos escuchando tu preciosa voz.

Nos conocimos un poco más y eso solo hizo que mis sentimientos por ti aumentaran, aunque también descubrí cosas que me molestaron, como el hecho de que no tuvieras amigos. Nunca llegué a entender cómo a la gente no le podía gustar un ser tan angelical como tu.

Porque eso eres para mi Taehyung, eres un ángel.

Esa tarde nos encontrábamos en una pequeña cafetería, como aquel día no tenía nada que hacer, te invité a salir y tu, con un emoji de corazón, me respondiste que estarías encantado de venir. Nunca me gustaron los emoticonos, pero he de admitir que, si los mandas tú, no me importaría recibir más mensajes de ese tipo.

Yo tomaba un café con leche y tu un caramel macchiato, en ese momento pensé que todo lo que te rodeaba era dulce, pero no más que tú. Me hubiera gustado decirte eso en voz alta, pero estabas tan concentrado mirando al gatito que se encontraba caminando a nuestro lado, que no quise interrumpirte y preferí observar tu hermosa sonrisa y tu ojos brillando por la ternura que te causaba el felino.

Las horas pasaron y me di cuenta de que hablabas más por llamada que en persona, probablemente por la vergüenza. Cuando me percaté de eso, me prometí a mi mismo que lograría traspasar el muro que tienes a tu alrededor y conseguir que fueras tu mismo ante mi presencia. Porque en los pequeños momentos donde reías a carcajadas o me mirabas a los ojos, esos eran los momentos donde más feliz me sentía, pues por poco que fuera, juraría que podía ver tu corazón a través de tus ojos. Y créeme Taehyung, para mi siempre fue prioritario lograr entrar en tu corazón, solo que en esos momentos yo no era consiente de los sentimientos que tu maravillosa persona provocaba en mi interior.

Ahora sí lo estoy, y puedo decir con seguridad que me estaba enamorando de ti.

Lo siguiente que recuerdo de ese día, es que abandonamos la cafetería y dimos una vuelta por el parque. Y como la última vez, me aseguré de caminar a tu lado y rozar tus dedos con los míos, quedando embobado al ver como te sonrojabas y tu cuerpo temblaba; pero no te alejaste, lo cual me dijo que si temblabas no era por temor, era porque seguramente sentiste esa misma emoción que yo sentía.

Nos sentamos en un banco y comenzaste a hablarme de que Yeontan me echaba de menos, porque cuando hablamos por teléfono y el perrito escuchó mi voz, comenzó a mover su cola con alegría; también me invitaste a ir a tu casa de nuevo y así pasar tiempo con Yeontan. Ahora te ríes cuando lo recordamos, pero desde que me dijiste todo aquello, tu perrito se convirtió en mi aliado y mi mejor amigo. Seguimos hablando durante un tiempo y entonces me comentaste algo que me hizo fruncir el ceño.

-Me gustaría no ser tan inseguro...

Fue lo que me dijiste, esas palabras me dolieron porque había dolor en ellas y tu mirada transmitía tristeza. Mi corazón se estrujó y de forma dolorosa, tuve que retener mis impulsos para no abrazarte. Con cuidado posé mi mano sobre la tuya y sonreí, prometiendo que te ayudaría en eso y que además, no tenías que preocuparte porque yo jamás te juzgaría o te apartaría de mi lado.

Después de esas palabras, sonreíste como nunca te había visto sonreír y al contrario que yo, tu no retuviste el impulso de abrazarme. Te acercaste tan rápido que no lo vi venir y con algo de fuerza, debido a la emoción, tus brazos rodearon mi cuello y tu mejilla quedó pegada a la mía. Con el corazón acelerado y la felicidad invadiendo mi cuerpo, posé con suavidad mis brazos en tu cintura y te devolví el abrazo, casi llorando de emoción al sentir tu pequeño cuerpo entre mis brazos. Que me dejaras estar tan cerca de ti me hizo el chico más feliz del mundo.

Recuerdo que cuando pasaron unos segundos, que yo atesoré en mi mente, te separaste y pude ver que tu rostro estaba completamente rojo y tu mirada se mostraba arrepentida, pero sin dejar ese brillo de felicidad. De tus hermosos labios salió un suave "lo siento" y bajaste tu mirada con vergüenza, yo solo sonreí y te hice entender que podías abrazarme todo lo que quisieras porque a mi me gustaban los abrazos. Eso era mentira, no me gusta que me toquen, pero si eres tu, podría estar todo el día contigo colgado de mi cuello y seguiría siendo feliz.

La tarde pasó y te acompañé a casa, pero esa vez no me pude quedar a cenar, pues lamentablemente tenía algunas cosas que hacer en casa. Saludé a Yeontan cuando llegué a la puerta y este me recibió con saltitos y ladridos de alegría, tan tierno como su dueño.

Lo siguiente que recuerdo fue algo que me dolió, me dolió tanto que aquella noche me fui a dormir sin ganas de quedar contigo, porque mis ojos y mi enamorado corazón no estaban preparados para ver lo que pasaría. Me pediste acompañarte a la universidad al día siguiente para que le diera el visto bueno a tu aspecto, pues en la mañana planeabas intentar salir con el chico que previamente te había rechazado por tu apariencia.

Tragándome mi orgullo y el dolor en mi pecho, te dije que sí con una sonrisa forzada y me despedí de ti, deseando volver a mi casa para hundirme en mi miseria. Antes de dar un paso lejos de ti, me diste un abrazo y me agradeciste por todo, ese gesto fue como un puñal en mi corazón, porque a pesar de abrazarme a mí y estar entre mis brazos, en el fondo, tu corazón no quería que yo fuera la persona que te abrazara. 

Te separaste y te despediste de mí con una sonrisa tan hermosa, que solo logró hacerme sentir peor. Cuando llegué a mi casa y me tumbé en mi cama, no sabía si ese día había sido horrible por el último acontecimiento o había sido el mejor de todos por el abrazo y la sonrisa sincera que me regalaste.

Taehyung, ojalá te hubiera dicho en aquel entonces que tuvieras cuidado, porque mi corazón siempre fue igual de débil que el tuyo...


Siendo tu mismo  |  KookTae - TaeKookWhere stories live. Discover now