Al Jardín

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El comunicador que Fury activó se encontraba en la base de los Vengadores.

Habían pasado 21 días desde que Thanos había chasqueado los dedos. 

Desde entonces, la lista de desaparecidos y muertos había aumentado a miles de millones de humanos, sin contar a los seres de otros planetas.

— Esto es una pesadilla... — dijo el Cap, mientras veía los datos en un holograma en el centro de la base.

— He tenido mejores pesadillas... — habló Nat, quien veía, incrédula, los datos que se mostraban.

— Oigan — les llamó Rhodey, mientras entraba a la habitación — Esa cosa ya... terminó de hacer lo que fuera que estuviera haciendo.

El comunicador que Fury había encendido y que los héroes habían recuperado hace varios días, se había apagado por completo.

Los tres héroes se dirigieron al cuarto donde estaba el comunicador. 

Ahí se encontraba Bruce, quien investigaba el aparato.

— ¿Qué pasó? — le preguntó Natasha.

— La señal que estaba enviando al fin se apagó — le respondió Bruce.

— ¿No modificamos la batería? — preguntó Steve, consternado.

— Así es — esta vez respondió Rhodey— Todavía está conectado, pero no hay nada.

— Envía la señal otra vez — pidió Rogers.

— No sabemos ni siquiera qué es — le dijo Banner.

— Fury sí — le respondió la Viuda — Por favor, hazlo... avísame en cuanto encuentres una señal... quiero saber quién está del otro lado.

Entonces, la Viuda Negra se dio la vuelta y apareció una mujer rubia con un traje rojo y azul. 

Esa mujer fue quien recibió el mensaje de Fury.

— ¿Dónde está Fury? — fue lo único que pregunta la mujer, mejor conocida como Capitana Marvel

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— ¿Dónde está Fury? — fue lo único que pregunta la mujer, mejor conocida como Capitana Marvel.

***

El espacio, a pesar de cómo suene, ha estado callado, durante más de 20 días. 

En ese tiempo, Tony y Nebula, quienes no se habían borrado de la existencia, tomaron la nave de Quill y fijaron un curso hacia la Tierra.

Lastimosamente la nave había recibido daños y Thor se había llevado casi toda la comida, así que sus días estaban contados...

Tony, quien había perdido mucho peso por el hambre, encendió su casco para hacer una grabación, como había estado haciendo los últimos 21 días, pero esta vez, sería la última.

— ¿Está encendido...? — dijo Tony, mientras revisaba el casco agrietado de su armadura, para luego acomodarse en la pared de la nave — Señorita Potts, si... encuentras esta grabación, no la subas a... redes sociales, porque es demasiado trágica... no sé si alguna vez la veas... ni siquiera sé si estás... espero que sí...

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