¿En quién se basa tu confianza?

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Ante una enfermedad, podemos ir al médico a tratar de que nos mejoren. Pero vamos a donde alguien que trabaja según la ciencia. Yo sé y conozco al Médico de médicos. Ése que no se basa en la medicina, pero si en los milagros y las bendiciones que provienen de él. Y en estos momentos por el que estamos pasando del coronavirus, yo sé que algo maravilloso está por acontecer. En la Biblia, en el libro de Juan capítulo once verso cuatro dice de la siguiente manera:

Juan 11:4
⁴ Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.

Es por eso que confío y sé que algo grande vendrá, lo prometió así. Al igual digo que él es aquel que rompe las reglas de lo natural y hace las cosas sobrenaturales. Conozco a aquel que dice que estás sano, cuando te diagnosticaron de cáncer. Conozco a ese que resucitó de los muertos al tercer día y venció la muerte. Sé de ese que cuando todos te tomaban por viciado a las drogas, ÉL dijo, hasta aquí llegó tu rutina, porque hoy es el día en que caminarás firmemente. Ése que dijo que hasta ese momento llegó la rutina por la que vivías. Porque no todo se basa en hacer lo mismo todo el tiempo y caer en el mismo error, si no a aprender de ello y salir adelante con la ayuda de Dios. Ése es el Médico de médicos. El que me ayuda a levantarme cada mañana. En el cual yo pongo mi confianza y digo que sigo de pie a pesar de que otros decían que me tomaban por perdida. Aquí estoy mostrando que podemos ser la sal de la Tierra. Somos la luz del mundo. Como me dijo una maravillosa amiga, aunque a veces no querramos ser notados, siempre nos verán por la luz que hay en nosotros.
Por medio del sacrificio que hizo Jesús al morir por cada uno, podemos llegar al Padre. Y a través de eso tenemos al Espíritu Santo que mora en cada uno de los que le aceptaron como su único y exclusivo Salvador.

Juan 1:10-13

¹⁰ En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
¹¹ A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

¹² Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

¹³ los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.


-flor_de_loto

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