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Los días para Ochako se hacían cada vez mas insoportables, sentía que vivía en una tortura constante, maldito el día en que se le había ocurrido pedirle a Katsuki Bakugou que le quitara su virginidad.

Y no era porque la molestara o la acosara, no señor, era porque él no hacía absolutamente nada. Ni un acercamiento, ni una palabra, nada.

Oh, pero le daba unas miradas tan significativas.

Se hablaba con alguno de sus compañeros, ahí estaba Bakugou atento a lo que hacía. Salía de los vestuarios tras ponerse su traje de héroe, podía verlo recorrer su cuerpo con la vista sin ningún pudor. Se iba a entrenar y notaba como la mirada de su compañero la seguía hasta que abandonaba la estancia.

¿Pero que era exactamente lo que él quería?

Ochako se moría de vergüenza como para decirle algo cuando él hacía eso, pero ya sentía que la situación era insostenible, así que ya conociendo los hábitos del rubio decidió ponerle una trampa.

Durante la tarde él se quedaba en la sala común con el resto de la clase, pero siempre se iba a las duchas a las 19:50.

Fue así que cuando el reloj señaló la hora y lo vio levantarse puso su plan en marcha.

Atenta a la hora de su celular, a las 20:00 horas se puso de pie, se excuso con sus amigas diciendo que había olvidado preparar sus cosas para la clase de mañana y corrió hasta el ascensor, pero lejos ir hasta el pasillo de femenino, camino hasta el ala masculina, y sabiendo que ni Shoji ni Kirishima se encontraban en sus habitaciones, camino con total seguridad hasta la habitación de Katsuki, abrió la puerta, apagó la luz y se sentó en la cama. 20:03, en aproximadamente cinco minutos Bakugou aparecería en la habitación.

20:05

20:08

20:10

¡Dos minutos de atraso! ¿En que se había entretenido? Se sentía tan ridícula ahí sentada en la oscuridad, para que mas encima el se diera el lujo de tardarse, como si supiera que ella estaba ahí.

20:12

20:13, se abre la puerta.

Katsuki prende la luz y da un pequeño brinco de sorpresa al ver a la castaña sentada en su cama. Mira rápidamente hacia el pasillo para asegurarse de que no haya nadie. Cierra la puerta tras de él, su mirada se vuelve fiera.

- ¿Y tu que mierda haces en mi pieza, Cara Redonda? - Le espeta, mientras la encara, esta furioso, lo cual no era una sorpresa si el pasaba casi todo el día enrabiado, Ochako ni se inmuta.

- Tenemos que hablar.

- No, yo tengo que dormir, lárgate. - Toma el brazo de la muchacha y jala de él hasta levantarla, se pone tras de ella y empieza a empujarla fuera de su cuarto.

- Dijiste que me ibas a ayudar a perder la virginidad, ¡Bueno, sigo muy virgen! Y lo único que haces es ponerme nerviosa. - Ochako inflo sus mofletes con indignación, su rostro se había puesto tan colorado que parecía un tomate.

Bakugou por el otro lado era un poema. Alejo sus manos rápidamente de la contraria, como si su tacto le quemara, su ceja tenía un visible tic que solo lo hacía lucir más molesto y un curioso rubor cubría sus mejillas, Uraraka casi podía jugar ver vapor escapando por sus poros.

Y otra vez la castaña se las había arreglado para dejarlo sin habla.

Bakugou la había estado evitando, principalmente porque no sabía como abordar la situación, pero no le había sacado el ojo de encima, necesitaba una vía de escape, algo que le permitiera salirse de aquel compromiso que se había impuesto solo por hacerse el machito, no era que se sintiera menos hombre o algo, nunca había sido inseguro, pero toda esta situación, aunque nunca lo admitiera en voz alta, lo ponía nervioso. Así que la había observado durante toda la semana, esperando que ella mostrará interés en otra persona o que algo le pasara, pero nada, ella era igual de amistosa con todo el mundo, sólo con él era rara.

V Card || Kacchako Donde viven las historias. Descúbrelo ahora