Parte 1: Deber

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El shinai de Sachiko chocó violentamente con el de su maestro y sintió un doloroso calambre recorriendo su brazo, fruto del impacto. Otrora la joven habría dejado escapar un gemido de dolor; no obstante el entrenamiento constante al que era sometida había conseguido que se acostumbrase a tener los músculos entumecidos, las muñecas agarrotadas de sujetar el sable de madera. Sachiko se movió rápidamente para esquivar el certero golpe de Kurēn Matsuda, escapando por los pelos. Matsuda tenía fama de haber sido un célebre Bushi, aunque no tan reconocido como Kurēn Toshimoko, y aún en su vejez conservaba una técnica admirada por muchos a lo largo y ancho de Rokugan.

Estaba dispuesta a cargar de nuevo, mas su maestro le hizo señal de que había sido suficiente. Sachiko realizó una leve reverencia de agradecimiento, tras la cual reparó en que Matsuda se hallaba mirando discretamente hacia uno de los extremos del tatami. En él un hombre que le era desconocido, ataviado con ricos ropajes nobles, había estado contemplando plácidamente el entrenamiento de Sachiko. La muchacha distinguió junto a él la silueta familiar de su padre, Kurēn Sadamu, al que no veía desde principios de invierno. Sachiko sintió el impulso de correr hasta él y abrazarlo como cuando era pequeña; no obstante las circunstancias no eran las adecuadas.

- Sachiko-chan, acércate.- la llamó Sadamu sonriente con un gesto.- Quiero presentarte a Kurēn Shigueru. Kurēn-sama es el hijo mayor de Kurēn Yoshi, señor de nuestro clan.

Sachiko se inclinó educadamente ante el individuo desconocido en señal de respeto, esperando a que éste la invitara a hablar directamente.

- Realmente parece tan mortífera como habíais prometido, Kurēn-san.- Shigueru sonrió alegremente.- Mi padre se sentirá francamente aliviado al contar con alguien de tan evidente habilidad a su servicio.

Sachiko enarcó una ceja, desconcertada, pero rápidamente disimuló su sorpresa. Para ella había sido duro aprender a controlar sus emociones; su carácter era fuerte y caprichoso, muy distinto de lo que cabría esperar de la única heredera de su familia. Sabía que su padre se sentiría profundamente decepcionado si ella no mostraba un autodominio absoluto, más aún ante el futuro señor del clan.

- Os aseguro que mi pequeña Sachiko no os decepcionará. Estará lista para partir en el momento en que vos deseéis.

- Agradezco vuestra presteza, Kurēn-san, pero no partiremos hasta mañana al amanecer. El viaje ha sido largo, duro para alguien tan delicado como mi hermana. No obstante, parece que se sentía muy ilusionada con la idea de poder visitar una escuela Bushi tan renombrada. La Grulla Gris ha sido muy generosa al hospedarnos a todos aquí.

- En tal caso, Sachiko partirá mañana con vos y vuestra hermana. Supongo que se habrán negociado con el Daimyo los términos del acuerdo.- El padre de Sachiko trataba de parecer complaciente, pero en el fondo ella podía adivinar que sentía cierta incomodidad, probablemente al ver frustrados los planes que tenía para con ella.

- Así es.- Kurēn Shigueru comenzó a caminar alejándose el tatami. Sadamu hizo una señal a su hija para que los siguiera.- Tu hija pasará el verano y parte del otoño en nuestra casa. Protegerá a mi hermana y tendrá tiempo de conocer la corte y formar parte del grupo de mujeres de Kyoko. Por supuesto, deberá continuar constantemente con su entrenamiento. En invierno volverá a la Escuela para cumplir con sus tareas y su formación. El Daimyo ha impuesto como única condición que si cree oportuno encargarle alguna tarea, tendrá la obligación de obedecerle hasta que mi hermana se case y ambas se trasladen al palacio del emperador. El trato es justo; tu hija tendrá una posición honorable. Muchos samuráis válidos desearían ocupar su lugar.

Sachiko no era capaz de asimilar la información que recibía. Todo le parecía una ensoñación; jamás había imaginado que serviría a la familia del Daimyo en persona. Por un lado, el honor de estar tan cerca de Kurēn Yoshi la abrumaba, pero por otro sentía cierta tristeza al ver frustrados los planes de su padre. El arduo entrenamiento en el templo para obligarla a controlar su carácter, los innumerables disgustos que había sufrido por parte de la rebelde Sachiko, obtenían como recompensa la pérdida de su heredera y probablemente, debido a la edad, su única hija. Los amplios jardines de la Escuela le parecían lejanos, irreales. Veía el mon de la Grulla moverse en la espalda del kimono de su padre como si existiese un tupido velo entre ambos.

Finalmente llegaron al edificio principal, donde Shigueru se despidió de su padre y de ella. Cuando al fin se quedaron solos, un hilo de voz brotó de la garganta de Sachiko.

- Oto-san... ¿Qué está pasando?

- El Daimyo ha enviado a su hijo mayor a buscar a un samurai preparado para cuidar de su hija. Como sabes, Kurēn Kyoko está prometida al primogénito del Emperador, y su padre teme por su seguridad en palacio. El joven hijo del Emperador aún no es mayor de edad, y hasta que no lo sea no pueden contraer matrimonio. El Daimyo teme que Kyoko pueda ser asesinada para romper los lazos que han unido al Clan de la Grulla con la casa imperial durante tanto tiempo. Tu maestro, Kurēn Matsuda en persona, sugirió que tú serías la mejor opción. Es un gran honor para nuestros Ancestros...- Kurēn Sadamu apretó los dientes.- Por eso es preciso que marches mañana.

- Pero Oto-san...- Sachiko se mordió la lengua. Sabía que no debía protestar.- Voy a echarte de menos.

Sadamu le dio la espalda a su hija.

- Prepara tus cosas, hija mía. Te aguarda un largo camino. Y recuerda: Cuando uno pierde la compostura se pierde a sí mismo..., tanto en el tatami como en la vida diaria. No avergüences a tu familia.

Cuando su padre se marchó, Sachiko sintió que se desprendía de una parte de sí misma.

LA GUARDIA DE LA GRULLAWhere stories live. Discover now