i. Las Encinas.

262 11 0
                                    


- Leticia, Álvaro ha llamado... -Cristina entra a mi habitación con una taza supongo que de café.- que vendrán a recogerte para ir al... ¿Y porque coño no estas vestida ya? ¡Vienen por ti dentro de 10 minutos! ¡Por primera vez en nuestra vida recibiremos educación privilegiada y tu-

Suelto un suspiro y me pongo los audífonos de nuevo.

Los regaños de Cristina son lo último que quiero escuchar ahora, así que la dejo discutiendo sola pasando de ella y vuelvo a navegar en internet. Cristina tiene en su cabeza que nuestra clase social, es símbolo de ignorancia, sumisión y desprecio. No se siente muy orgullosa de haber nacido donde nació, ni la familia que tiene, ni mucho menos la vida que lleva, dice que por quienes somos, es que nuestra madre murió y papá está lejos de nosotras. Así que de por sí, el que en este momento este inscrita en uno de los mejores colegios de España, es como el suceso según ella, mas importante de nuestras vidas o de mi vida.

Las Encinas, decir solo su nombre ya me cuesta algo mas que tiempo y aire. Es tan irreal, que al principio lo tome como un chiste de mal gusto, vamos, ¿Quién se interesaría en pagarle la colegiatura a una persona como yo? pero después de que una sastre llego a casa con Álvaro y dijeron que venían para las medidas de los uniformes, entendí que era más que un hecho eso. Así que ahora estoy aquí, sintiéndome nerviosa mientras el auto que, a enviado Álvaro por mí, entra a los terrenos de Las Encinas. El chofer se gira a verme cuando se detiene y no puedo evitar soltar el aire que tenía retenido.

- Hemos llegado, señorita Fontana.

- Puede decirme Leticia, no hay problema -tomo mi mochila y lo miro por última vez al salir del auto. - gracias por traerme.

- No hay de que, vendré por usted al terminar las clases.

No me da tiempo de rechistar cuando ya se ha ido, dejándome en la mirada de los que están en la entrada.

- Si, bien como sea... mi opinión como siempre, no se toma en cuenta.

- ¿Hablando sola?

Sacudo la cabeza al notar que alguien me a pillado y me encuentro a una chica de cabello rojo y ojos brillantes junto a mí.

- Lo siento, te tome desprevenida -dice sonriendo. - ¿eres nueva? Obvio que eres nueva, no me suena tu cara.

Vacilo en responderle porque como ella a dicho, me ha tomado desprevenida. - sí, soy nueva.

- Por cierto, soy Marina -se presenta y empezamos a tomar camino hacia el interior del colegio.

- Leticia.

- Bonito nombre... -fija su mirada en un chico de cabello rubio a lo lejos y se hacen señas. - lo siento, debo dejarte, supongo que nos veremos en clases, adiós.

Asiento y la veo irse por las escaleras detrás del chico. De nuevo quedo sola con la palabra en la boca, a diferencia de las otras veces, estoy en medio del pasillo como una estúpida. Me muevo a un lado cuando un grupo viene tan inmerso en su conversación que no notan que van a chocar conmigo y es cuando choco contra otro cuerpo.

- Mierda.

Me giro sobre mis talones encontrándome a un chico de cabello rizado haciendo una mueca.

- Lo siento, no te vi.

- No, lo siento yo, debí haberte visto moverte con tiempo.

Lo que dice no parece tener mucho sentido para mí, pero sirve para cortar la tensión, sonrió apenada y acomodo mi cabello detrás de la oreja. Quizá esta sea mi oportunidad, parece amable.

- Bueno, pues es que soy nueva y bueno eso no te importa mucho, pero ando algo perdida, ahora no se ni donde debo ir y la verdad, si fueras muy amable de ser mi guía voluntario -le doy una de mis mejores sonrisas tratando de convencerlo.

No quiero tirar todo a la borda en el primer día y las consecuencias de no prestarle atención a Cristina cuando me decía mi horario y esas cosas están saliendo a flote.

- Primero debo saber de quién seré guía, así agilizamos las cosas -se pone en marcha y dudo unos segundos antes de seguirlo.

- Leticia... -tomo aire. - Leticia... Fontana.

Sube una ceja y estrecha su mano. - Ander, Ander Muñoz.

- Mucho gusto.

- El gusto es mío, Leticia.

Una cara amable de vez en cuando, no hacia mal. Lo único malo, es que las caras amigable en ese colegio, eran de las mas hipócritas y eso había que aprenderlo a las buenas o a las malas.

 Lo único malo, es que las caras amigable en ese colegio, eran de las mas hipócritas y eso había que aprenderlo a las buenas o a las malas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
REAL BLOOD | ELITEWhere stories live. Discover now