-Emelda Harrel-

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-¿Puedes salir un momento? Es importante.- Le comunicó Perseo a su compañero sin llamar a la puerta de la sala. Hills le miró con una de sus peculiares caras.- Si, ahora.- Dijo el de la puerta sabiendo su pregunta.- No muevas un pelo. Puede que no tengamos dinero para espejos trucados, pero sí para cámaras- Comentó susurrando a la sospechosa mientras se levantaba y señalaba una de ellas, posicionada en la esquina de esa habitación.

-Elián Baird acaba de confirmarme su secreta relación con Diane, tu sospechosa, también ha dicho que no la ve muy triste por la muerte de su esposo, como si pareciese que sólo le interesase su dinero, y por último, el señor Baird y la víctima se conocían del instituto, tenían muchísima rivalidad, pero no se le ve lo suficientemente nervioso como para que haya sido él, además, me ha enseñado los billetes que confirman su viaje con Diane.- Terminó de hablar y respiró, había dicho una gran cantidad de información a una gran velocidad.-Okey, gracias.- Habló el mayor terminando la conversación.

Eran las 9 de la noche y acababan de terminar de reordenar la pizarra. Hills la observaba, desde su escritorio, sentado en una posición no demasiado cómoda para el resto de mundanos, excepto para él. –Vale, resumen rápido... el forense ha dicho que tenía marcas en el cuello y en los brazos por intentar resistir una pelea, pero esa no es la principal causa de la muerte, murió por envenenamiento. Llevaba 1 año y medio casado con Diane, aunque de lo que sabemos ella no le amaba demasiado; Elián ha mostrado su última conversación telefónica con la víctima y fue bastante agresiva, parecía querer venganza por tener un puesto superior al suyo, y además confirmó su romance con Diane; y por último, en el teléfono de la víctima había un contacto extraño, con una escasa conversación pero con largas llamadas, mañana nos confirmarán si es quién los dos creemos que es.- Perseo le miró confundido. El otro se llevó la mano a la frente y con un suspiró terminó diciendo:- Emelda Harrel, segunda sospechosa.-

Día dos con el caso Johnson. Evans llegó a la oficina con su matutina alegría, con dos cafés, uno con leche corto para él y otro largo y sólo para su compañero...nada inesperado. Saludó al resto de sus compañeros antes de llegar a su mesa asignada, y se encontró a Hills terminando una llamada con lo que parecía el juzgado.- Harrel era la abogada de la empresa, concretamente del director, nuestra víctima. Se cree que le presionó para que este hiciera su testamento lo antes posible, dejando la mayor parte de su inmensa riqueza a ella, ya que era su mano derecha en la empresa. He solicitado la sala 3 para hacerla un interrogatorio, quiero que estemos los dos, para que vea que es algo en serio, todas mis sospechas están en Baird, el sospechoso número 3. –El pelirrojo escuchó sin emitir sonido, se sentó, colocó el café largo en la mesa de su compañero, bebió un tragó del suyo, y habló. –Vale, me parece bien.-

-Emelda Harrel, pase y siéntese por favor.- Habló fríamente Orión Hill, caminando detrás de la sospechosa. Hill se sentó en la silla situada frente a ella, y la miró a los ojos, creando tensión.- ¿No va a hacerme ninguna pregunta?- Soltó Emelda sin apartar la mirada. Hills no habló. Se abrió la puerta, y entró el detective Evans, se sentó en la silla restante, y abrió su carpeta.-Ahora sí.-Afirmó el recién llegado.

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