II

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—¿Tienes todo lo que necesitas?

—Así es, papá.

—¿Ya guardaste todos tus libros?

—Desde que los compré, sí.

—Recuerda que si olvidas algo no seré capaz de dártelo.

—Lo sé, papá.

—¿Tu varita?

—Por el amor a Merlín, ya te dije mil veces que tengo todo listo. ¿Por qué estás tan nervioso?

—No lo estoy, solamente conozco bien a mi hija y sé que terminarás olvidando algo.

—Vamos ¿Qué podría...? Oh. No tengo mi varita. —Mi padre me miró con su típica cara de 'Te lo dije' y antes de que pudiera decir algo, subí las escaleras hasta mi habitación, no tardé mucho en encontrarla pues la había dejado en el escritorio que estaba al lado de mi cama, justamente para que no la olvidara.

—Bien, supongo que ahora sí tienes todas tus cosas. No entiendo por qué insistes en irte en el tren cuando podrías aparecerte conmigo allá.

—¡Porque en el tren es donde haces amigos! Además, debe ser divertido.

—Está bien, nos vemos en una semana, no hagas ningún desastre en casa de los Malfoy.

—Te prometo que no haré nada malo, papá, nos vemos.

Después de que mi papá me ayudó a poner mi baúl en la chimenea, tomé un puñado de polvos Floo y me metí a la chimenea, soltándolos mientras decía mi destino, "Mansión Malfoy", fuerte y claro. Las llamas verdes se envolvían a mi alrededor y un par de segundos después, pude ver la sala de estar de mis tíos.

Antes de que pudiera reaccionar y salir de la chimenea, fui recibida con un fuerte abrazo por parte de Draco. La última vez que nos habíamos visto fue cuando fuimos al Callejón Diagon y como el dramático que es, él siente que han pasado años.

—Draco... No puedo... Respirar...

—Oh, lo siento. Es que se vuelve un poco aburrido aquí cuando estoy sólo.

Draco me soltó y finalmente pude salir de la chimenea, intentando arrastrar mi baúl fuera de ella.

—Muy bien niños, pueden ir jugar un rato pero luego quiero que vengan a cenar, Eileen ya sabes que no tienes que preocuparte de tu baúl, Dobby lo va a dejar en tu habitación.

—De acuerdo, tía Cissy.

Dobby es el elfo de los Malfoy, quien siempre estaba listo para cumplir las órdenes que le dábamos, pero algunas veces me sentía mal por cómo lo trataban, cuando algo salía mal, sin importar si haya sido su culpa o no, mis tíos lo culpaban y hacían que se castigara, pero realmente no hay nada que yo pueda hacer, él es un elfo doméstico y ellos están para servirnos... ¿No? Ellos están feliz viviendo de esta manera y es lo único que saben hacer.

Draco comenzó a caminar hacia el jardín y me fui detrás de él, pero pasamos por una pequeña mesita donde habían varios recuadros con fotos. Cuando estaba triste, siempre me encantaba venir a ver las fotos porque había una de tía Cissy y de mi mamá, ambas abrazadas y saludando a la cámara; fue tomada el día que tía Cissy se graduó de Hogwarts y mi mamá apenas estaba pasando a su tercer año.

—Te pareces tanto a ella.

—¿De verdad, tía Cissy?

—Sí, eres igual de inteligente, aventurera y no muy apegada a las reglas como ella. Físicamente te pareces mucho a tu padre, aunque por suerte tienes la nariz de tu madre.

Eileen Snape y la Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora