Prólogo: Las cosas que olvidamos

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La primavera podía percibirse en cada rincón del cuarto, pero si aquello era bueno o no, aún le costaba discernirlo. Flores de plástico o de papel decoraban prácticamente todo, desde jarrones y muebles hasta las paredes recién pintadas de naranja pálido. Incluso habían llegado hasta el extremo de cambiar las fundas de las almohadas de los sillones para que correspondan a colores más propios de la primavera; antes grises y azules, ahora los cojines eran amarillos y rosas.

Como si aquello no fuera suficiente, la mujer había colocado alguna especie de aromatizante de ambiente que olía a flores. Al principio, cuando ingresó al cuarto, el aroma fue tan fuerte que lo hizo estornudar, pero luego de casi una hora sentado allí logró acostumbrarse lo suficiente para no necesitar los pañuelos de papel que le había ofrecido al principio.

No podía evitarlo, pero movía una rodilla de arriba abajo y jugueteaba con sus dedos, todo sin mirarla a la cara o concentrar sus ojos en ella por mucho tiempo. No era una imagen que le gustaba demostrar en ese momento, pero ni siquiera él podía con su genio cuando una sola cosa llenaba su mente. Estar allí era como estar atrapado cuando su cabeza estaba ya en otro lugar.

—Hace un mes que se fue, ¿no? —inquirió la mujer anotando distraídamente en su libreta. Quizás creía que si lo hacía de ese modo, él tampoco lo notaría.

Soy un ex agente del gobierno, Areum, quiso decirle. Si quisiera podía prestar atención a los movimientos de su bolígrafo y hasta adivinaría lo que estaba escribiendo, pero no tenía ganas de hacerlo y Namjoon ya le había dicho en contadas ocasiones que hacer eso no era normal.

¿Qué era normal de todos modos? Para Namjoon podría no ser normal ser capaz de hacer volteretas, pero para él sí.

Igual no era importante, solo estaba irritado y pensaba de más en cosas que normalmente no lo molestarían en lo absoluto. Sus ganas de irse de allí cuanto antes eran mucho más fuertes que sus ganas de cooperar por unos minutos más.

—Sí. Regresa hoy —ya regresó, añadió Jin mentalmente.

—¿Y cómo te sentiste en todo este tiempo sin tenerlo cerca?

—¿Sinceramente?

—Me gustaría creer que siempre eres sincero en nuestras sesiones, Seokjin.

Contuvo las ganas de rodar los ojos.

—Estoy acostumbrado a estar solo, así que realmente no noté mucha diferencia ni me sentí especialmente solitario. Además me llamó todos los días —explicó volviendo la vista a la puerta y luego al reloj—. Pero debo admitir que no acostarme con él sí fue algo molesto.

—¿Se lo dijiste? —dijo Areum bajando el bolígrafo, seguramente no considerando la información muy necesaria.

—Sí. Se puso rojo y me colgó.

Eso la hizo reír. Tenía una risa suave y para nada escandalosa, casi no se escuchaba a veces en contraste con el aire acondicionado o el ventilador del techo. Al principio pensó que era una especie de risa falsa que utilizaba con sus pacientes, pero al final entendió que simplemente esa era su risa y que no había falsedad en ella.

—¿Es por eso que quieres irte ya? No te he visto tan impaciente desde hace meses.

—No solo por eso, solo quiero verlo —refutó Jin soltando un suspiro.

Unos meses antes admitir tal cosa sin antes dudarlo por mucho rato o luchar consigo mismo hubiera sido una tarea imposible. Ponerse en una posición vulnerable y admitir que extrañaba a su novio no era algo que alguna vez se vio haciendo. Vale, que nunca se esperó tampoco tener un novio y menos seguir con él luego de casi cuatro años de muchos más problemas que simples discusiones de pareja.

Code Breaker | JinNam  {Binary Code #3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora