CAPÍTULO 22 - ¿NOVIO? VAYA...

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Juliana's POV

Desperté ese 3 de noviembre (un día después del cumpleaños 102 de WeiBull) con una sonrisa pegada en la cara.

Doy saltitos hasta mi cocina. Hoy nuevamente estoy sola, entonces me tomo la libertad de bailar conmigo misma mientras preparo el desayuno.

Parezco idiota, la peor de todas, pero sólo aquellos que se han enamorado alguna vez, sabrán sobre ese sentimiento de grandeza pura cuando la persona que te gusta, da su primera señal de correspondencia.

Ella me besó, me sonrió, me dio besos en el abdomen. Cada vez que pienso en eso, me suenan los intestinos y me siento culpable por ilusionarme tanto.

Alguien toca mi puerta cuando termino de tomar mi café (lo único que sé preparar de desayuno). Me dirijo a la puerta entre bostezos.

—Así, recién levantada, niña, hasta yo te doy. —dice Delgado con sarcasmo.

Miro mi atuendo, una camisa de tiras vieja y pequeña, y un pantalón de pijama, que en algún momento de mi vida era largo, pero ahora me queda a media pierna.

—¿Qué haces, Delgado? Creí que ya habías vuelto a Chicago.

—Buen punto, creías, pero resulta que vendí mi moto y no había hoteles abiertos ayer. ¿Por qué mierda no hay hoteles abiertos en este pueblo? Llevo dos días sin dormir.

—Entonces, ¿vienes a...?

—Te pagaré. Tengo sueño, nena, y a todos los que conozco aún los tienen metidos en la comisaría. —hace una cara muy rara de súplica, no sé por qué, pero me compadezco.

—Bueno, entra. Pero si te robas algo, te corto el...

—¡Gracias! Además de guapa, amable, ¡joder! Ojalá fuera hetero.

Entra en mi casa y jamás me pareció pequeña, hasta hoy. Tampoco me había dado cuenta del acento hispano bastante marcado de Delgado.

—Tu casa parece una guarida de solteros, me encanta. —se lanza a mi sofá de cuero, que hace un ruido parecido a súplicas.

—Tengo escuela en media hora. Hay salchichas en el refrigerador. Si quieres, duerme en el cuarto de mi hermano y no toques nada. —le indico, sentándome cerca de él.

—¿Por qué me dices cosas frías, pero tienes una cara de haber follado? Joder, cuéntame. —se quita sus gafas de sol y sonríe burlón.

En verdad, aún tengo esa sonrisa en mi rostro, la misma desde que me fui del Festival de WeiBull.

—Pues que te digo... —me hago la fría, pero luego sonrío. —Lo hice.

Los dos reímos, mientras él me aplaude.

—Nena, te daría un premio. —sigue riéndose. —Y se besaron nada más o ¿ya sabes...? —mueve las cejas de arriba a abajo. —Unas lamiditas, la danza de los dedos, las tijeras... —pongo cara de susto. —Que si ya le comiste el coño, joder.

Le lanzo un cojín, comienza a reír.

—Bueno, por algo se empieza. —dice el vikingo.

—¿Es normal que no tenga ni puta idea de qué hacer ahora? —pregunto para desviar el tema.

—Mucho, pero ella debe estar más confundida. Tú al menos no tienes novio, y no sé si padres. —le doy la razón. —Por tu cara, está claro que ya sabes lo que está pasando, pero no la presiones, lo mejor es cuando corren a tus brazos.

Me río y comienzo a pensar seriamente en sus palabras.

—Tampoco sé cómo mirarla a los ojos. —mi amigo vikingo suelta una carcajada.

PROHIBIDO (ADAPTACIÓN) - JULIANTINAWhere stories live. Discover now