CAPÍTULO 1: EL HEDOR DE LA DESGRACIA Y LA AMBICIÓN

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Peter era un hombre de avanzada edad, 65 años, que deambulaba por los suburbios de la ciudad de Seattle. Hace aproximadamente cinco años que su hijo lo abandonó en un parque y nunca más supo de él. Probablemente porque este hombre daba señales de un posible Alzheimer que le diagnosticaron. Su pérdida de memoria sería inevitable, y esto conllevaba gastos extras que su hijo no podía cubrir. Entre la desesperación por atender a su padre o dedicarse a la crianza e inversión en sus tres hijos y un divorcio en progreso, el hombre optó por la segunda opción, abandonando a su progenitor.

Sin tener la más mínima idea de lo que ocurría, Peter amaneció una mañana acostado en el banco de un parque de una zona alejada a la de su hogar. Su hijo lo había abandonado en ese lugar, después de despertarlo esa mañana muy temprano y convencerlo de que solo saldrían a dar una paseo. A las 09:36 de la mañana, el anciano hombre había olvidado el por qué estaba ahí, pero aún podía recordar el nombre y la apariencia de su hijo. Cualquier intento de búsqueda para dar con su paradero, era vano. Su hijo había desaparecido de su vida para siempre, al menos físicamente.

Es desde esa mañana de un invierno de 2015 que Peter comenzaría a ser una habitante más de las calles, así como mucho otros en esta ciudad. Su incorporación a esta nueva forma de vida, sería difícil, ya que además de no contar con los recursos para llevar una vida decente, de no tener un techo, de no llenar su estómago siempre, Peter estaba en avanzado deterioro de su memoria. Olvidó su identidad, olvidó su edad, olvidó cualquier dato importante de su vida. Los otros vagabundos lo llamaron Peter porque lo encontraron en un callejón cubierto entre cajas de pizza de Peter's Pizza, un restaurante cercano que arrojaba sus desechos en el basurero donde el anciano fue encontrado bajo una lluvia nocturna.

Los demás hombres tardaron en darse cuenta de la discapacidad de Peter. Pero su lado humano ayudó a que estos cinco hombres, de entre 30 y 40 años, colaboren con el anciano. Fue así que Peter encontró un hogar en lo más profundo de un frío callejón que solo acumulaba ratas, basura y a demás humanos hundidos en la desgracia, y de vez en cuando uno que otro asesinato, robo, venta de droga, arresto de malhechores o la típica aventura entre una pareja que aprovecha la escasa luz del lugar.

Traía ropa sucia, rota, un cabello que necesitaba shampoo y un corte urgente, una barba espesa, un olor inaguantable,¿ y solo un zapato, además de un cuerpo flácido y delgado. Ese es el resultado de los cinco años en los que Peter habitó en ese lugar. Obviamente, él perdió la noción del tiempo. Sus únicas actividades son salir todo el día a deambular, esperando que alguien se apiade de él y le regalo comida, abrigo, o algo de dinero. Y no podía faltar el reproche de la gente, que se traducía en insultos contra él o golpes directos por sentirme incómodos con su presencia. En más de una ocasión la policía tuvo que intervenir, abusando de su fuerza, para tener que sacarlos de supermercados, tiendas o restaurantes. Una vida miserable, acompañada de un hedor insoportable.

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A miles de kilómetros de ese lugar. En medio de una frondoso bosque, en medio de la nada cubierta por un inmenso manto blanco, se encontraba un laboratorio del Ejército de los Estados Unidos. Este lugar, en solo días sería habitado durante un mes por un grupo de científicos y militares para realizar la tarea más vil de la historia humana. Pero antes de eso, se debía conseguir a esa gente. Es así que el Gobierno lanza una convocatoria para encontrar a todos hombres que quieran ser cómplices del mayor crimen de la humanidad. Pero antes, es pertinente tener que explicar como nace esto y en qué contexto:

China y su economía estaban en pleno crecimiento. El mundo abría las puertas a los mercados del gigante asiático, y todo parecía que iba en viento en popa, al punto de ser dificultoso ver hasta que nivel alcanzarían los números. China, en poco tiempo, había colocado sus manos en más de la mitad del mundo. Toda esta serie de acontecimientos daría inicio a una rivalidad temida que oficialmente comenzaría a mediados de marzo de 2018, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenaría la imposición de aranceles de 50.000 millones de dólares a los productos chinos. La respuesta de China no se haría esperar, ya que casi inmediatamente, por medio de su presidente Xi Jimping, ordenaría que se imponga aranceles a más de 128 productos estadounidenses. Esto sería conocido como la Guerra Comercial entre estos países.

El país del norte, al ver amenazada la comodidad en la que se encontraba su economía y su tan apreciado dólar, comenzaría una sería de ataques como castigo contra el gigante asiático. Entre los mayores golpes está el impedimento de Google para que continúe proporcionando aplicaciones básicas para funcionar a todos aquellos celulares Huawei, argumentando que esta empresa china estaba realizando actividades de espionaje para obtener información secreta de Estados Unidos.

Sin duda, el gobierno de Trump estaba siendo devorada por el nerviosismo y temor a que China gane la guerra comercial. Es así que, la única manera de contrarrestar el avance de China por el mundo y su aplastante economía, era direccionar su atención y dinero en otro asunto. Y existía la mente perfecta para trazar este malévolo, pero increíble, plan. Su nombre era Richard Sisgby, multimillonario por ser propietario de una de las cadenas farmacéuticas más importantes del mundo, Novar. Este hombre, personalmente, solicitaría un reunión con su antiguo amigo Trump para darle a conocer esta idea, ya que de alguna manera, como también ocurría con la economía y seguridad nacional de Estados Unidos, la pérdida de campo del dólar frente al yen, afectaba sus ingresos e inversiones.

Pronto saldría a la luz el resultado de la unión de dos de las mentes más malévolas que pudieron habitar este planeta. Y esto sucede cuando la ambición se apodera de la conciencia humana, impidiendo que cualquier rastro de moral o luz de esperanza ingrese. Era el plan más inhumano y frívolo que solo puede originarse en la mente más perturbada de uno de los tantos mortales. Un hombre que está dispuesto a todo, sin medir consecuencias, y menos a consultar a su conciencia.

El egoísmo y la ambición les abrieron las puertas a ambos hombres para descender a un agujero donde la luz de la fe en la humanidad ya no llega. Es un lugar donde los apetitos más perversos del ser humano se mezclan con los deseos de la maldad, personificados en ese ser autor de las mayores tragedias humanas. Llámeselo como uno quiera, pero es el promotor para que la mente de los mortales actúen de acuerdo a sus órdenes.

Cuando dos mentes de tales características, en las que la moral no tiene cabida, se encuentran entre cuatro paredes que concentran el hedor a ambición y perversidad que sus cuerpos emanan, solo puede dar como resultado esto: Crear un virus en un laboratorio alejado para que China invierta (gaste) gran cantidad de su recursos en medidas de prevención y así detener de una vez su avance ascendente en el mercado mundial. De este modo, China dedicaría su tiempo y dinero en ponerle un alto a este mal, y así daría un paso al constado en la guerra comercial contra Estados Unidos.

Pero, ¿Resultará de acuerdo a lo planeado? China estaba un paso por delante. Esta no sería la clásica guerra en la que uno trata de meter un virus en un país ajeno para perjudicarlo, hay un arma oscura.

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