La chica iba corriendo a través de las calles de Londres dirigiéndose directamente a Scotland Yard, necesitaba desesperadamente la ayuda del detective inspector Lestrade.
Ni siquiera al llegar a la comisaría redujo su velocidad, pasando entre polic...
John e Isabella se esperaron un poco apartados para ver cómo el detective tocaba a la puerta.
-¿Hola?- dijo una mujer después de que Sherlock tocara el timbre.
-Lamento molestarla- decía Sherlock con voz de desesperación- Pero me acaban de atacar y creo que se llevaron mi cartera y mi teléfono. Por favor, ¿podría ayudarme?
-Puedo llamar a la policía si quiere.
-Gracias, gracias. ¿Podría hacerlo? ¿Le importa si espero aquí hasta que lleguen?. Gracias, muchísimas gracias- dijo Sherlock dramatizando, incluso llorando mientras se tocaba la mejilla lastimada por John.
La mujer abrió la puerta para que Sherlock entrara y sus compañeros lo siguieron.
-Gracias- dijo Sherlock a la mujer que había abierto la puerta, pero no era La Mujer.
-Nosotros vimos lo que pasó- dijo John a la mujer, poniéndola al tanto de qué hacían ahí- Está bien, soy doctor. ¿Tiene un kit de primeros auxilios?
-En la cocina, pase- dijo ella mostrándoles el camino- Pueden esperar aquí.
Dijo ella pasando frente a un salón grande y elegante. Isabella y Sherlock se quedaron ahí mientras John iba por el kit.
-Esto fue muy fácil- dijo Isabella tomando asiento al lado de su compañero y mirándolo, no estaba tranquila con eso.
-Es porque soy bueno- dijo él mirándola. Ella rodó los ojos e iba a replicar cuando se oyeron pasos fuera del salón.
-Lamento oír que lo lastimaron- dijo una mujer desde afuera del salón.
Isabella y Sherlock se enderezaron y el detective se agarró el pómulo, para volver a representar su papel y esperaron a ver a la originaria de esa voz.
-Kate no me dijo su nombre.
-Lo siento soy...- y se interrumpió al ver a La Mujer entrar al salón, completamente desnuda.
-Siempre es difícil recordar un alias después de un susto ¿no?- dijo acercándose a Sherlock para subirse a su regazo y quitarle el cuello clerical- Ahora ambos nos quitamos el hábito, señor Sherlock Holmes.
-La señorita Adler, supongo- dijo él mirándola a lo ojos.
-Mire esos pómulos, podría cortarme si le doy una cachetada. ¿Quiere que lo intente?- dijo ella seductoramente.
-No lo creo- dijo Isabella, haciéndose notar, ya que ambos estaban absortos en ellos mismos.
La Mujer volteó a verla y la revisó de pies a cabeza, para luego sonreír de lado, iba a comentar algo cuando John interrumpió llegando con el bendito Kit.
-Bien, esto será suficiemte...- venía diciendo, pero terminó enmudecido al ver la escena en el salón.
Isabella mirando a Adler, quien le regresaba la mirada subida en el regazo de Sherlock y el detective mirando a la dominatriz.
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