T R E S

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El día de la fiesta había llegado, recibiendo a todos los aliados de la unión Soviética, incluso dándole la bienvenida a una de las representantes de las Amazonas, lo que dejó sorprendidos a muchos, pues aquel pueblo era bastante estricto y se mantenían lejos de cualquier conflicto, pero esta vez era diferente al parecer, Bryus y Kal les habían dado la bienvenida a la embajadora de las Amazonas, Diana.

─ Un placer tenerte con nosotros princesa Diana.

Dijo Bryus, observando la mirada de Kal a dicha princesa, pero decidió no decir más, simplemente dijo "iré a recibir a los demás invitados" notando que Kal solamente hizo un gesto con la cabeza de "si claro" lo que sin duda le puso de mal humor, pero no dijo nada, solo lo ignoro, dejando a esos dos de lado, aunque de reojo les observaba y podía notar algo que hace mucho no notaba en Kal, "emoción por algo nuevo" era como un niño pequeño en navidad ante los regalos, le dolía el pecho al grado de que incluso el respirar normalmente le dolía; cuando la música comenzó a sonar todos comenzaron a bailar, pero los ojos de Bryus fueron a una sola pareja, Kal-L y la maldita princesa Diana, escuchando lo que algunos decía de esos dos "lucen muy bien juntos" y "Que poderosa pareja serían" lo que le hizo romper algo dentro de Bryus, dándose cuenta de que él sólo era un simple humano más, aquella princesa era una Amazona, una guerrera con vida eterna, con habilidades que un simple humano solo podría tener en sus más locos sueños, era verdad  Kal y la princesa se veían bien juntos. Se terminó por retirar de aquella fiesta, quedándose en el jardín central, observando el cielo mientras sacaba un cigarrillo y comenzaba a fumar, quería dejarlo, pero en momentos así de estrés y sentimientos encontrados, era cuando más lo necesitaba, observando el cielo estrellado debajo de aquel balcón donde se llevaba aquella fiesta, suspiró, hasta que escuchó la voz de su hombre de acero.

─ Me he divertido mucho contigo princesa Diana.

─ Por favor solo dime Diana.

Bryus decidió subir por aquellos pilares para observar y lo que sus ojos pudieron ver no fue exactamente lo que quería, el como su disque amado intentaba besar a la princesa y esta le decía que era muy pronto para eso, ya tenía suficiente de aquella maldita escena, por lo que así como subió, bajó, ¿cuántas veces había rechazado el un beso o un acercamiento romántico de cualquier persona porque tenía a Kal? Ahora se sentía el idiota más grande, pero que demonios, que le den a Kal-L y sus estupideces él no lo iba a soportar, pero antes de seguir su camino algo le hizo frenar en secó...

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Las investigaciones de Luthor fueron de las mejores, haciendo avances impresionantes y uno de esos fue una "copia" del hijo perfecto de la U.R.S.S, un súper hombre  justo lo que los militares de EEUU querían. Acompañado de su esposa Lois y un joven llamado Jimmy Olsen, mientras estos hablaban Lois no podía dejar de pensar en que es lo que su esposo tratamaba ahora, sabía lo enigmático que este podía ser, algo que le había enamorado sin duda.

─ Esta es la parada, voy primero, te veo allá querida.

Dijo aquel hombre a su esposa guiñandole un ojo, mientras le veía con una sonrisa bajar y recibir a la prensa que se amontonaba para hacerle preguntas.

─ A veces me preguntó el como sigue a lado del doctor Luthor.

Lois no pudo evitar reír, cruzándose de brazos aún manteniendo sus ojos fijos en la figura de su esposo.

─ Por su inteligencia, no me mal entiendas, el sexo con él es fabuloso y sus detalles encantadores, pero lo inteligente que puede ser, su misticismo y gran voluntad, sin olvidar su temple de acero, Lex es la persona más fascinante del planeta y yo quiero caminar junto a un hombre con su poder.

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