𝐃𝐈𝐀𝐍𝐀, jasper hale

ii. the new one at school

𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 2
  𝐋𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀

El horrible sonar de mi alarma hizo que me sobre saltar. Sin alzar mi cabeza de la almohada la apago, entre gruñidos me levanto de la cama para irme a bañar.

Después de unos quince minutos salgo, busco entre mi maleta un conjunto con el que iría a mi nueva escuela. Sí, no he sacado de la maleta la ropa.

Me termino de cambiar para después coger una mochila y meter -máximo- unos cinco cuadernos. Después de tender mi cama bajo para ir a desayunar. Donde se encontraba mi madre sirviéndolo.

—Buenos días. —saluda mi madre dejando frente mío el desayuno, esta no sabía cocinar, pero aun así lo intentaba. Los huevos aún estaban crudos y el tocino súper quemado. Lo único que le salía bien era el jugo.

—Mejor me como una manzana, mejor dos. —digo cogiendo las dos manzanas del refrigerador.

—Al menos lo intenté. —se le notaba triste, pero de repente su humor cambió al ver el reloj. —Se te hace tarde, Di. Y es tu primer día de clases. Suerte.

Rápidamente salgo de la casa corriendo, pero un grito me detuvo.

—«¡Se te olvida la mochila! —rápidamente me la tira y la atrapo, nuestra distancia era lo suficiente como para que la pudiese atrapar.

Qué despistada soy.

Me subo en el auto que me había prestado mi madre para poder transportarme. Gracias a los dioses que aprendí a manejar, sino ya estuviera muerta.

Al llegar estacioné el auto con algo de miedo, sé manejar a la perfección, pero casi no me daba al estacionar. Siempre terminaba chocando con botes de basuras o con algunos autos.

Gracias a los dioses que logré estacionar bien, sin chocar con nada. Quito las llaves del auto para después abrir la puerta y coger mi mochila que descansaba en el asiento del copiloto. Salí sin antes echarle seguro al auto, guardé las llaves en mi bolso mientras caminaba.

Sentía la mirada de todos sobre mí algo que simplemente ignoraba, pero aun así me sentía incómoda. Me detuve para apreciar la escuela unos segundos. Se le veía que era bastante grande, espero no perderme.

Antes de entrar pude notar como una Pickup se estacionaba al lado de mi auto. No le presto mucha atención y entro. Al hacerlo un chico de rasgos asiáticos me impide seguir caminando.

—Eres Diana Clifford, ¿cierto? —asiento esquivándolo para seguir caminando, pero este seguía mi paso. —Soy Eric Yorkie. Ojos y oídos de todo este lugar.
Puedo ser todo lo que quieras: tu cita para almorzar, guía turística, incluso un hombro para llorar.

—Sí, noté que eras ojos y oído de todo este lugar. —le respondo algo cortante, aunque este sujeto me comenzaba a agradar.

—También soy del periódico escolar. ¡Y ya eres noticia, no dudo que todos queden encantados con tu belleza! ¡La nueva y bella chica se mudó a nuestro invisible y pequeño pueblo! —ante eso me hizo soltar una ligera risa.

—Espero que me tomes una foto donde salga bien. —digo.

—Me agradas.

Saco de mi bolso el horario de clases que me entregó mi madre la noche anterior. Mi primera clase era Matemáticas, genial, odio las matemáticas.

—¿Puedes acompañarme a clases de matemáticas?

—Vas en penúltimo año ¿no?

—Así es.

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A la segunda hora unos pares de gemelos se me acercaron, antes de que llegara el profesor, por sus auras supe que eran semidioses pero que no sabían su origen preferí no decirles sobre eso, tenía que decirle primero a Quirón. Sus nombres eran Jack y Eric Vladimoff, me recordaban a los hermanos Stoll. Por los carismáticos que son, se ofrecieron a hacerme un tour por toda la escuela y me pidieron que me sentara junto con ellos en el almuerzo.

—¿Quiénes son ellos? —pregunto al ver a un par de chicos que venían entrando a la cafetería.

—Los Cullen. —me responde Jack

—Ellos son los hijos adoptivos del señor y la señora Cullen. Ellos se mudaron de Alaska a aquí hace unos años. —me informa Eric. Pongo mi mirada sobre mi bandeja de comida.

—Ellos son...reservados.

Alcé mi mirada y esta se pone sobre un chico pálido, con el cabello rubio y unos ojos ¿dorados? que caminaba junto a una chica de baja estatura, cabello negro corto.

—La rubia, Rosalie, y el chico de cabello oscuro, Emmett, ellos tienen algo. Y la chica baja, del pelo negro es Alice. Ella es muy rara. —asiente Jack, El chico de cabello rubio y la tal Alice, parece que se estuvieran riendo de algo. —Ella es la mejor amiga con ese que parece que estuviera sufriendo.

—El doctor Cullen es como Cupido. —pero este es mucho peor.

—Jack está enamorado de Alice. Es su amor platónico. Está tan enamorado que hasta le manda cartas de anónimas de amor.

—Puede que sea cierto Di, pero sé que nunca se fijará en mí. Medio me mira y cada vez que pasa al lado mío se cubre la nariz. —este se voltea verme—. ¿Crees que huelo mal?

—Por supuesto que no, es más, hueles muy bien. De pronto esté algo enferma. —le digo.

Vuelvo a mirar aquel chico que tanto le comenzaba a llamar la atención. Algo de él me llamaba. Este también tenía su mirada sobre mí, pero aun así ninguno la apartó a pesar de saber que nuestras miradas conectaron.

¿Qué planeas Afrodita?