11. Sobrevivir

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PDV LOUIS.

Según me levanto busco a Marcus, pero éste ya se había marchado a trabajar.
Me visto rápido y busco las llaves del apartamento.
Anoche, cuando Marcus cenó algo se quedó en el salón trabajando, así que aproveché para irme a dormir, ya que no quería compartir mi espacio con él, cosa difícil, ya que vivíamos juntos, y, desgraciadamente, seguíamos compartiendo la misma cama.
Frunzo el ceño, viendo que mis llaves no se encontraban en el cesto de la entrada, y entro en pánico.
Intento abrir la puerta, pero ésta estaba cerrada.
¿Me había dejado encerrado?
Frustrado busco el teléfono que siempre teníamos en la cocina, pero tampoco estaba.
Empiezo a ponerme muy nervioso, y intento buscar una solución para salir de aquí.
Oigo la puerta abrirse, y entro en pánico de nuevo.
- ¡Ya estoy en casa!- grita Marcus.
Salgo a su encuentro, y lleva unas bolsas entre las manos, vestido con ropa casual.
- ¿Qué haces a estas horas aquí?- susurro.
- Me he cogido unos días libres, es lo bueno de ser el jefe- responde dejando las bolsas encima de la mesa- encontré ayer en tu bolsillo del pantalón un parte médico.
Respiro agitadamente, jugueteando con mis dedos.
- S-Sí, era para faltar estos días al trabajo.
- ¿Qué le dijiste al médico?- pregunta tranquilo aproximándose hacia mí.
- Me robaron- digo rápido, a lo que éste sonríe, asintiendo.
- Vamos a tener unos días para arreglar nuestros problemas, Louis. Y volveremos a estar como antes.
Síguele el juego.
- Siento mucho cómo me puse ayer- digo, llamando su atención- sé que me quieres, y que lo exageré todo.
Éste se acerca hasta mí, envolviendo sus brazos en mi cintura.
- Estuvo feo lo que te hice- dice acariciando mi pómulo, produciéndome nauseas- pero no lo hice a propósito. Yo te quiero, más que a nada en el mundo.
- Lo sé- susurro.
Marcus se aproxima hacia mis labios, besándome.
- Si te portas bien jamás te pondré un dedo encima- comenta mientras sus labios descienden hacia mi cuello, lamiéndolo.
- Marcus- susurro- ahora no me apetece.
Éste suspira, soltándome.
- Eres mío, no estás en posición de elegir cuándo te follo o no.
Y dicho eso me empuja contra la pared, intentando quitarme la ropa salvajemente, pero intento resistirme.
- Marcus, por favor- digo entre sollozos.
- Cállate- ordena, bajando mi pantalón y mis calzoncillos, masturbándome- me pones tanto.
Me remuevo incómodo, pero lo único que consigo es que Marcus me empuje hacia el suelo, cayendo boca abajo.
Llevo mi mano a mi nariz, la cual sangra, y Marcus aprovecha para bajarse el pantalón, sacando su miembro erecto. Se tumba encima de mí y sujeta mis muñecas con su mano izquierda, introduciendo su miembro en mí violentamente.
Grito, pero a éste parece no importarle, ya que me penetra una y otra vez, sin parar, cada vez más rápido.
Lloro en silencio, percatándome de que no podía hacer nada, más que aguantar el dolor hasta que terminase.
Marcus gime en mi oído, mordiendo mi espalda.
- Te quiero- jadea mientras me penetra, y yo tan solo quiero morirme.
Unos segundos más le bastan para correrse en mi interior, exhausto, cayendo encima de mí.
Sale de mi interior, reincorporándose.
- Ha sido un buen sexo, por mucho que quieras disimular- dice subiéndose el pantalón, metiéndose en el cuarto.
Me incorporo despacio, aturdido, aún con sangre en la nariz.
Siento nauseas, y entro corriendo en el baño, levantando la taza y vomitando.
Me limpio la boca y tiro de la cadena, mirándome en el espejo.
Saco el alcohol y me limpio la nariz, sollozando.
Gracias a dios el color de mi ojo ha disminuido, encontrándose con un color anaranjado.
Salgo al salón y me encuentro a Marcus metiendo las bolsas de la compra en la cocina, y me siento en el sofá, abrazándome a mí mismo, todavía asustado.
Éste sale de la cocina, mirándome.
- Oh Louis, no llores- dice acercándose a mí- ¿no te das cuenta de que si cooperas sería placentero para los dos? Te encanta tanto como a mí o más follar, no te hagas el estrecho.
Trago saliva, sin responderle.
Oigo mi teléfono sonar y Marcus se mira el muslo, sacándolo de su bolsillo.
- Es tu amiga- dice descolgando- Hola Becca- dice sonriendo.
- ¿Louis?- la oigo decir.
- No, soy Marcus. Louis no se encuentra bien, está metido en la cama con un virus.
- Oh... pobre- responde mi amiga- ¿cuándo podré hablar con él?
- En cuanto esté mejor te llamará.
- Dile que se mejore.
- Claro, un saludo.
Mi amiga cuelga, y éste guarda de nuevo mi teléfono.
- Es mío, no puedes hacer eso.
- Vives en mi casa y eres de mi propiedad, puedo hacer lo que quiera.
- También es mi casa- escupo- pago parte del alquiler.
- Ya no- responde tajante- yo pagaré todo, y tú simplemente te encargarás de hacer la comida y mantener todo limpio.
- ¿Quién soy ahora, tu sirviente?
Éste carcajea.
- Eres mi pareja, y como pareja tienes que contribuir en el cuidado del apartamento.
Niego con la cabeza, apartando mi mirada de la suya.
- Tus llaves- dice dejándolas en mi muslo- no intentes huir, Louis, porque te encontraré- susurra, metiéndose en la cocina.

***

Nos encontramos en el salón, Marcus con el ordenador, trabajando, y yo tan solo mirando la televisión, aunque sin prestarle atención.
El timbre suena, y cuando me dispongo a abrir, Marcus me frena, yendo él.
- Hola, Marcus- saluda Becca animada, y sonrío.
- Becca, ¿Qué te trae por aquí?- responde Marcus, entrecerrando la puerta para que no la viese.
- He venido a ver a Louis, ¿está mejor?
- Sí, está en el sofá, pasa.
Becca entra, sonriéndome, aunque le dura poco en cuanto me mira.
- ¿Qué le ha pasado a tu ojo?- pregunta sentándose a mi lado, cogiendo mi mano.
Marcus nos observa desde el marco de la puerta.
- Anoche me levanté con fiebre y me caí en el baño, si no llega a ser por Marcus a saber qué me hubiese pasado- digo bromeando, ocultando mi nerviosismo.
- Tú y tu manía de no quedarte quieto- dice ésta abrazándome.
- ¿Quieres tomar algo?- pregunta Marcus acercándose hacia nosotros.
- Un té estaría bien- responde mi amiga, a lo que éste asiente, metiéndose en la cocina.
- ¿En el trabajo todo bien?
Asiento.
- ¿Qué está pasando, Louis?- susurra Becca, mirando hacia la cocina.
- No puedo decirte nada, ahora no.
Marcus sale de la cocina con el té, dejándolo en la mesa y sentándose en el escritorio, siguiendo con su trabajo.
- ¿Tú qué tal en el bar?- digocambiando de tema, disimulando.
- Bueno, hay días mejores que otros, ya sabes- dice sonriendo- ¿cuándo vuelves al trabajo?
- El lunes, ya mandé el parte a un compañero para que se lo enseñara al director.
- Pues descansa mucho.
Asiento, mirando de reojo a Marcus, el cual seguía con lo suyo.
- Bueno, en 2 horas entro de nuevo, solo venía a hacerte una corta visita- dice mi amiga levantándose del sofá- me ha alegrado verte, Marcus.
- Lo mismo digo- responde éste sonriendo.
Imito la acción de mi amiga y la acompaño hacia la puerta, abrazándola.
- Llama a Harry- susurro en su oído, separándome de ella y sonriéndola, apretando sus manos, dejando el papel con el número del ojiverde en su mano derecha.
Becca lo aprieta entre sus dedos, guardándolo disimuladamente en su chaqueta.
- Cuídate- dice besando mi mejilla, saliendo del apartamento.
Cierro la puerta, mordiendo mi labio.
- Estoy muy orgulloso de ti- dice Marcus sonriéndome.
Me aproximo hacia él, suspirando.
Hazlo por ti, Louis.
- Siento lo de antes- digo sentándome en su regazo, sorprendiéndole.
Este lleva sus manos a mis caderas.
- Siento lo de tu nariz- susurra dejando un beso en la punta de ésta.
Se me remueven las tripas, fingiendo una sonrisa.
Yo siento que me hayas violado.
- Tenemos que hacer un esfuerzo, Louis- dice masajeando mis caderas- nos queremos, y esto es para siempre.
Asiento, abrazándole, ocultando mi rostro entre su cuello, evitando las lágrimas.
- Te devolveré tu teléfono- susurra, y me separo de él, frunciendo el ceño- eres lo suficientemente listo como para saber qué tienes que hacer y qué no. Y sabes lo que te conviene.
- Sí- respondo, lamiendo mis labios.
- Anda, deja que termine estos informes- dice sonriéndome.
Me levanto de su regazo, yendo hasta el sofá, sonriendo interiormente.
Tienes que salir de aquí.

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