; dieciocho

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-Sanae, ¿Podemos hablar?

Tragué en seco ante su voz, sus ojos vacilantes me dejaban helada, y aunque quisiera salir corriendo de la situación, mi corazón me decía que no, que podía enfrentarlo, que tenía que hacer ver mis sentimientos por él, y si llegaba el caso de que estos no fueran aceptados, podía salir adelante, porque todos hemos pasado por situaciones peores y no podía ser la excepción.

Sus cabellos eran acariciados por el viento y sentí que fueron horas viéndolo, con el atardecer a sus espaldas, asiendo de su pelo de un fucsia más claro y su piel reluciente por el sol. Quise llorar ahí mismo, porque Saiki estaba entrando en mi corazón más de lo que podía explicar, porque sentía que él era inigualable y no podría encontrar a otra persona así.

Era tan difícil.

-¿Dónde quieres hablar?- mis palabras salieron débiles, pero lo seguí enseguida cuando empezó a caminar en dirección hacia el parque más cercano a nuestras casas. Nos sentamos en las bancas de este y pude ver cómo la noche ya nos consumía por completo, hacía frío, así que esperaba que esta charla no durará tanto.

-Primero, quiero que puedas aceptar mis disculpas por salir así el otro día...- una sonrisa triste salió de mis labios al recordar ese día, miré hacía en frente para no tener que ver su rostro, era más por miedo a lo que podía llegar a decirme. -¿Puedes perdonarme?.

Era una pregunta muy difícil de responder, por un lado era un sí, que aunque eso hubiera hecho mal en mí, que estuviera pidiendo disculpas era algo que no me esperaba para nada. Y por otro lado no, porque sabía que si le aceptaba, no tendría excusas para frenar mis sentimientos.

Mis manos se juntaron y tragué, esperando expresarme de la mejor forma hacía él.

-La verdad, Saiki. No quiero perdonarte, es difícil de explicar, pero puedo asegurarte que será más cómodo para tí si te digo que no.

-Yare yare...Sanae, no quiero que pienses que...

-Por favor, entiendeme- mis ojos fueron a parar a sus orbes morados. Estaba segura que mis lágrimas ya no podían ser más retenidas, no sabía porque me ponía tan sensible ante él.

-Se suponía que solo me gustabas un poco, Kusuo.- confesé, no podía saber exactamente lo que él pensaba, porque saber lo que yo sentía se estaba haciendo más difícil. -No quiero perdonarte, porque se que no tendría ninguna excusa más para dejar de quererte- volví a hablar, inútilmente saqué mis lágrimas con la manga de mi polera y me paré para ir dándole fin a nuestra conversación.

-Si no puedes quererme de la misma forma que yo, de verdad te pido que no nos veamos por un tiempo, Saiki.

Agarré mi bolso más fuerte de lo que quería y traté de ver su expresión, pero como esperaba, no podía saber exactamente lo que él estaba pensando.

Un viento helado llegó a mi y me envolví a mi misma con el delgado chaleco que llevaba puesto.

No habló, y cuando decidí dar unos pasos para irme, tampoco dijo nada.

Estaba empezando a desilucionarme.

No me dí cuenta cuando había llegado al laboratorio de Kusuke, el gran edificio aún tenía luz, así que no dude en entrar y marcar el piso que correspondía.

Kusuke no me dijo nada cuando me vio entrar con mis ojos tapados de lágrimas, tampoco cuando me apoderé de su sillón afelpado que estaba en el salón principal. Al fin y al cabo, me conocía bien para saber lo que estaba pasando conmigo. Era bueno tener un amigo como él.

Aunque también, me molestaba que fuera hermano del que era culpable de que mi corazón volviera a sentir cosas.

Mi primera experiencia con lo que eran relaciones románticas no fue de las mejores, debido a mis poderes siempre estuve arruinando todo.

Pero aún así, terminé por querer a Kusuo de una forma que prometí no volver a querer.

Kusuke estuvo un buen rato acariciando mi espalda, hasta que mi respiración volvió a la normal y me sentía un poco mejor. Sin embargo, su celular reflejo el nombre de él llamándolo.

Dios mío, Kusuo estaba siempre ahí aunque no fuera su intención.

Y yo, quería desaparecer ahí mismo.

Sobre todo cuando Kusuke me habló de que Saiki quería volver a hablar conmigo.

-Si no quieres, no lo hagas, Sanae.

-De verdad no lo entiendo...- susurré frustrada agarrando el celular, antes de que el pelirosa pudiera decir algo, mis palabras fueron mas rápidas que el pensamiento, y no supe si arrepentirme al respecto.

-Hablamos mañana antes de clases.


¡hola peques! La verdad yo me las lloré con lo que escribí, así que pido disculpas y me hago responsable de su sufrimiento si también están como yo dksndkks

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¡hola peques! La verdad yo me las lloré con lo que escribí, así que pido disculpas y me hago responsable de su sufrimiento si también están como yo dksndkks. No sé preocupen, que esto está comenzando jjj

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call it love ✦ Saiki K. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora